Estudiantes del colegio secundario Julio Ladvocat de Río Gallegos realizaron una “broma pesada” que encendió las alarmas de las fuerzas de seguridad de la provincia de Santa Cruz.

Alertadas por una posible fuga de monóxido de carbono en el establecimiento educativo, un móvil policial de la Comisaría Primera y la autobomba de la Unidad Segunda de Bomberos fueron hasta Errazuriz y Don Bosco para atender el problema. Según el aviso, habría unas cuatro personas aquejadas y, por eso, también fue hasta la escuela personal del Hospital Regional de Santa Cruz.

Al llegar al lugar, el personal constató que lo que había sucedido era que habían tirado una “bombita de olor” para realizar un “chasco” en medio de clases. Al parecer el tipo de “bombita” utilizada era tan fuerte que despertó la alarma de las autoridades del colegio y al aparecer personas afectadas con lágrimas en los ojos y dificultades respiratorias dieron la alarma sin saber de qué se trataba realmente.

Algunos tipos de bombas de olor son los tioles, que tienen azufre, y se usa para dar olor al gas natural para hacer que las fugas sean detectables por el olor. Quizás por eso se prestó a la confusión. Otras bombitas consisten en sulfuro de amonio, que huele fuertemente a huevos podridos. Cuando se expone al aire, el sulfuro de amonio reacciona con la humedad, se hidroliza y se libera una mezcla de sulfuro de hidrógeno (olor a huevo podrido) y amoníaco.

Diez personas resultaron afectadas por el “chasco” y fueron trasladadas al Hospital para corroborar su estado de salud.

 

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