Por Laura Gorocito
Para ayudar no hay edad, sexo, tampoco estrato social.
Solo hay que sentir felicidad al saber que alguien recibe lo que necesita.
Así sienten María Esther y María Luisa, por eso durante horas están frente a la máquina de coser dando lo mejor de ellas y así poder fabricar barbijos para quienes están cuidándonos.
María Esther no se animó a grabarse en un video, nos envió un audio y allí cuenta que se capacitó para ser costurera. Como se entera del grupo de la Red de Mujeres Solidarias y ella sintió que era un llamado para dar una ayuda de su parte.
Así comienza con la confección de barbijos para quienes trabajan en el cuidado de la comunidad. Sostiene que, tratará de seguir colaborando siempre.
María Luisa prefirió contar la historia en un video en el que supero varios “Acción y corte”.
Lo que debemos entender es que los héroes no son de otras latitudes, están aquí son nuestros vecinos, solo que no los notamos porque lo hacen silenciosamente.
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