En el segundo nivel del Hospital Regional de Río Gallegos funciona el sector que recibe a los niños que llegan al mundo. En promedio nacen 2 por día aunque a veces son más, como el 31 de mayo pasado que nacieron 6. La media por año son 900 nacimientos. Las trabajadores y trabajadores de Partos y Neonatología no sólo están a disposición de los bebés las 24 horas de los 365 días, sino que también se organizan para hacer campañas de donaciones de ropa medias, gorritos, pañales de prematuro, batitas, escarpines, sobres, manoplas y mantas de polar o tejidas de lana.
Neonatología se encarga de aquellos recién nacidos que por alguna razón necesitan internación inmediata. El equipo está integrado por 10 médicos neonatólogos, 36 enfermeros, nutricionista, kinesiólogas, terapistas ocupacionales, interconsultores y psicólogos.
Los terapeutas se encargan de dar apoyo a padres y familias para sobrellevar el hecho de abandonar el hospital sin el bebé en brazos: “No es fácil irse a casa y que el pequeño quede acá muy invadido con respirador, sondas, monitores y ruidos de aparatos por todos lados”, explicó Marina Ruíz Díaz, directora del servicio de Neonatología.
Las enfermeras y enfermeros, a los que la neonatóloga definió como “la parte más importante”, cuidan a los bebés durante las primeras dos horas de vida. “Se le realiza el contacto piel a piel, lo recepcionamos y hacemos las profilaxis habituales: control de signos vitales, y termorregulación“, explicó la enfermera Marcela Vergara.
Está el sector de internación para prematuros con patologías o malformaciones. La directora describió el trabajo como “algo bastante complejo según la gravedad”, porque hay bebés muy chiquitos que necesitan amplia intervención de terapia neonatal: respirador, bombas, planes, o nutrición parenteral, que es la alimentación que se administra por una vena “tenemos una nutricionista que nos apoya en la alimentación que necesitan estos pacientes prematuros extremos, prematuros chiquitos, o con patología intestinal/abdominal”, explicó.
Hay pacientes que nacieron en buenas condiciones, pero por alguna razón una vez dados de alta tuvieron que volver. “A veces desarrollan problemas en la casa, como hiperbilirrubinemia, o es propio de la evolución de niños que no se alimentaron bien y que necesiten regresar. Son los casos de menor envergadura”, contó Marina Ruíz Díaz. Asimismo tienen un paso corto por “la neo” los prematuros tardíos, que por estar muy cerca de la edad gestacional solo necesitan recuperarse nutricionalmente, llegar a la edad de término, regular la temperatura, o aprender a comer y succionar.
Dentro del servicio está el lactario, donde las mamás pueden extraerse leche con las bombas, luego se fracciona en frasquitos y se la congela hasta que el bebé esté en condiciones de recibir la leche humana. “Todas las mamás de los bebés internados pasan por ahí para sacar aunque sea un centímetro o dos, porque es la que tratamos de darle a sus hijos ni bien la pueda recibir”, contó la neonatóloga.
Sobre la evolución que tuvo este espacio a lo largo de los años, narró: “Lo que fuimos haciendo es tener cada día más bombas, crear un lugar para que inclusive las compañeras del hospital, las médicas de la neo, y las que están en maternidad, puedan usarlas. Siempre y cuando exista una heladera donde puedan guardarla”.
El banco de leche humana
Como si fuera poco, tienen un gran proyecto por delante: “A lo que aspiramos en algún momento es a contar con un banco de leche humana propio“, anunció. “Lleva otra infraestructura, otra preparación, otra población objetiva que también ayude a formar ese banco de leche y mucha capacitación. Muchos elementos y equipos que ayuden a pasteurizar la leche, es toda una logística y aspiramos a concretarlo”, adelantó.
El plan es poder “contar con leche humana pasteurizada que pueda llegar a todos los bebés que tengamos internados y no dependan únicamente del alimento de su mamá. Por ejemplo, a veces la mamá no le puede dar leche porque toma alguna medicación contraindicada y podría alimentarse con los recursos que tengamos en el banco del hospital de Río Gallegos”, explicó.
Entusiasmada, proyectó que “sería fabuloso porque tendríamos toda la población neonatal cubierta con leche humana, que puede provenir de otra madre lactante, pero tiene que tener todo un proceso para que lo pueda utilizar”. Ilusionada, agregó “necesitamos de un montón de procesos para lograrlo, pero en algún momento, Dios mediante, lo tendremos”.
La fiesta del prematuro
La paciente más chiquita que sobrevivió nació con 24 semanas y pesó 420 gramos, ahora ya tiene 6 años y va al colegio. En noviembre de cada año realizan la “fiesta del prematuro“, donde se reencuentran con las niñas y niños que en algún momento cuidaron: “Es toda una satisfacción, es emocionante verlos crecer, desarrollarse, a lo que llegan con la estimulación temprana trabajando con kinesiologas e integradoras”, sonrió Ruíz Díaz.
Además, jueves de por medio hay una reunión de padres donde los nuevos y los que ya han pasado previamente se dan apoyo mutuo, y hablan de cómo se sienten, cuáles son sus miedos y cómo seguir.
Los sábados hacen la visita de abuelos “se llama así pero uno permite que vengan los tíos o la gente que ayuda y contiene a los papás. Queremos que esas personas que están con ellos puedan ayudarlos y contenerlos en el transitar de la internación de su hijo”, explicó.
Marina Ruíz Díaz resaltó el rol en conjunto con los padres e integradores para sacar adelante a los pacientes. “Nuestro trabajo termina cuando reciben el alta, pero comienza el trabajopara los papás, estimuladores y encargados de continuar con el crecimiento del bebé”, reflexionó.
Sobre estas reuniones, recalcó que sirven para enterarse “de cosas que quizás por estar metidos acá todo el tiempo y más avocados a la atención perdemos la visión, estamos muy metidos en el tratamiento y la medicación. Nos ayuda a ver la otra parte del afuera, la contención a los padres, la familia, y prepararlos para llevarse a los bebés”.
Asimismo, enfatizó acerca de los recursos disponibles con los que cuenta el hospital público de Río Gallegos cuya directora Ejecutiva es la doctora Laura Beveraggi: “Contamos con un equipamiento e infraestructura muy importante. Yo vine de Corrientes y cuando llegué me encontré con un centro de monitoreo, aprendí a utilizar un respirador de alta frecuencia y también tenemos un aparato de gas que es con lo que podemos extraerle 0.3 mililitros de sangre al bebé y medirle la oxigenación”, distinguió.
El roperito de partos
La enfermera Julissa Masa dijo que en el sector partos tienen un “roperito” que es “una reserva de ropa para cuando nacen, se la facilitamos a la madre para que el bebé se vaya abrigado y no pase frío en los primeros días de vida“. Y agregó “a veces hay mamás sin recursos, que no cuentan con los medios necesarios para comprar la ropita e incluso vienen sin nada, entonces el roperito es muy importante porque nos permite brindar el abrigo que necesita el bebé”.
Cuando perciben que la cantidad de prendas disminuyó, lanzan la campaña organizada por enfermeras, enfermeros y el personal de recepción para recibir donaciones.
Su compañera, Marcela Vergara contó que hay mujeres que por el nerviosismo se olvidan de llevar el bolso maternal y no tienen qué ponerle al recién nacido, “entonces se le realiza el contacto piel a piel, y se lleva a la termocuna donde se realizan todos los cuidados, uno de esos es la vestimenta. Que estén abrigados es muy importante para nosotras y sobre todo para ellos”. Cuando reciben donaciones, ellas mismas lavan lo que llega así todo queda apto para guardar y usar.
Es algo innato
Sobre el trabajo con bebés, Marina dijo: “Estar en un lugar como este es algo innato, te lleva, va más allá de lo que uno académicamente puede hacer, por eso uno elige esta especialidad. Hay que tener pasión y una llamita interna que haga que uno elija y se quiera quedar acá, Lo académico es importante, pero hay otra parte que ya viene con uno“.
Indicó que hay que prepararse para trabajar en estado de alerta; “tenés que estar preparado para el estrés, el accionar rápido, ser eficiente y tener muchos cuidados”. Y volvió a destacar el rol de las y los enfermeros, “los médicos hacemos esto hasta que nos vamos, pero ellos van encontrando esta pasión haciendo lo que hacen durante muchas horas y lo replican invitando a otros cuando rotan por acá cursando la carrera de enfermería”, cerró.
Cómo acercar las donaciones para neo y el roperito de partos del hospital de Río Gallegos
Para los bebés prematuros que están internados en neonatología, lo que más se necesita son pañales “no son los de recién nacidos, sino más chiquitos, el hospital los provee, pero a veces son difíciles de conseguir en farmacias o las pañaleras”, aclaró la doctora y contó que los papas cuyos hijos ya crecieron los acercan hacia la neo para compartirlos. “Espontáneamente recibimos muchas donaciones de los padres mismos al hacer estos grupos y estar en contacto y al saber de la necesidad que han tenido al estar acá”, dijo. Quien desee, puede llevarlos al sector de neonatología ubicado en el segundo nivel del Hospital Regional de Río Gallegos.
Además, para el roperito reciben donaciones de pañales de recién nacidos -que también provee el hospital, pero las enfermeras y enfermeros a veces les facilitan a las mamás un kit antes de retirarse-, ropa, medias, gorritos, batas, mantas de polar o tejidas, escarpines, manoplas, y sobres para transportar a los niños, que quizás la ropita que les tenían preparada les queda muy grande porque nacieron antes de tiempo. “Pueden acercarlo al sector de recién nacidos y en cualquier horario pueden venir, golpear en partos. Sino nos pueden escribir al 2966549422 para que cuando tengamos un ratito libre vayamos a buscarla y que no vengan hasta acá”, cerró Marcela Vergara.
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