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Desde 2009, Río Gallegos tiene una ordenanza que considera la quema de cubiertas como una “falta grave”. ¿El resultado? Multas que pueden ir de 35.000 a 50.000 módulos, y esto aplica tanto para particulares como para organizaciones que realicen este desastre ambiental dentro del ejido urbano. La norma fue impulsada por el entonces concejal Mauricio Gómez Bull, quien la incluyó dentro de las faltas al ambiente. Eso sí, aunque la idea suena genial en el papel, muchos coinciden en que su implementación fue, y sigue siendo, más bien floja, porque pasó mucho tiempo y muchas protestas con quema de neumáticos.

Por otro lado, en 2017 la provincia dio un paso más allá y sancionó la Ley 3.568, que aplica la prohibición en todo el territorio santacruceño. Con esta ley, la quema de neumáticos está totalmente vedada, y tampoco se pueden tirar cubiertas en cualquier lado. La cosa es seria: las multas para quienes no cumplan van de 100 a 500 Unidades Fiscales (UF), y en casos más extremos, el infractor podría pasar hasta 10 días en arresto.

Si quien realiza la infracción es una empresa o institución, la sanción escala fuerte: pueden pagar entre 300 y 2.500 UF. Además, en caso de que te encuentren prendiendo fuego cubiertas, la policía tiene la potestad de intervenir de inmediato, y la Autoridad de Aplicación –que es la Secretaría de Ambiente de Santa Cruz– lo notificará al juez de turno. Este, en cuestión de horas, puede ordenar el cese inmediato del incendio usando, si es necesario, la fuerza pública.

¿Por qué tanto drama con las cubiertas?

La quema de neumáticos no es solo una cuestión de “mal olor”. Este acto libera al aire sustancias altamente tóxicas que afectan la salud y contaminan el medio ambiente. Desde partículas dañinas hasta emisiones que afectan la capa de ozono, el impacto de prender fuego un par de ruedas es mucho más grande de lo que parece.

Por eso, tanto en Río Gallegos como en el resto de Santa Cruz, las normativas buscan ponerle un freno a esta práctica. Además, la ley provincial va un paso más allá e incluye disposiciones para reciclar y reutilizar neumáticos, promoviendo un manejo más sustentable de este residuo.

¿Qué pasa si no cumplen?

En Río Gallegos, si decides ignorar la ordenanza municipal, puedes enfrentarte a esas multas de hasta 50.000 módulos. En cambio, bajo la Ley 3.568 provincial, las penas son más amplias: las multas van desde 100 a 2.500 UF, dependiendo de si es un particular o una empresa, y hasta hay posibilidad de arresto.

En ambos casos, lo importante es evitar que las cubiertas terminen contaminando de cualquier manera. Ya sea en una fogata improvisada o abandonadas en terrenos baldíos, quemar neumáticos no solo es dañino, sino también costoso si te atrapan.

Tanto la ordenanza de Río Gallegos como la Ley 3.568 son un llamado a reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones. Más allá de las multas y sanciones, el objetivo es cuidar el aire que respiramos y el suelo que pisamos. Así que, la próxima vez que veas un neumático en desuso, recuerda: es mejor buscar formas de reciclarlo que terminar encendiendo problemas.

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