A inicios del Siglo XX, con la inmigración rusa se instauró en Argentina la creencia de que el séptimo hijo varón se convierte en lobizón y la séptima hija mujer en bruja, lo que podía impedirse con la protección del padrinazgo.
Con el paso de las décadas, la creencia se instaló y con ella la solicitud de padrinazgo presidencial que finalmente se instauró mediante la Ley 20.843/74. Así, hasta 2023, ya eran más de 11 mil los ahijados presidenciales.
El 9 de septiembre, en el Hospital Regional Río Gallegos (HRRG), la familia Maciel-Portillo recibió a su séptimo hijo varón, Noah.
A 17 días del nacimiento, La Opinión Austral visitó a Mirta Portillo para conocer cómo se encuentra el recién nacido y qué opinión le merece el proyecto de ley para derogar el padrinazgo presidencial.
“Hoy tuvimos su segundo control porque está subiendo muy poquito de peso, estamos un poco preocupados”, comentó la mamá.
Luego de la entrevista realizada en el HRRG, la noticia fue replicada por medios de todo el país. “Ni contaba las notas porque terminaba con una y tenía un mensaje preguntándome para hacer otra“, comentó sobre las numerosas entrevistas que brindó.
En cuanto a contactos desde Nación, señaló: “Hasta ahora, nada. Estamos esperando a ver qué onda”.
Además, en cuanto al proyecto de ley, afirmó que preferiría que la legislación continuara vigente: “Obvio, después (si quieren) que la saquen”.
Por lo pronto, Mirta aguarda la comunicación desde Presidencia: “Vamos a ver qué pasa”.
Derogación
Por otra parte, respecto al proyecto presentado, el diputado nacional Esteban Paulón, del bloque Encuentro Federal, manifestó a La Opinión Austral que “sin dudas, el padrinazgo presidencial es una tradición de mucho arraigo y siempre hay un debate cuando uno intenta superar ciertas tradiciones, pero creemos que a esta altura del partido no tiene mucha justificación que haya un trato diferencial específico”.
Asimismo, recordó que “la Constitución Nacional es clara, establece que no hay prerrogativas de sangre, ni diferencias, ni discriminación, esto no deja de ser un trato desigual, básicamente basado en una tradición”.
“Nuestro proyecto plantea terminar con lo que implica la cuestión legal, después cada presidente podrá decidir qué hacer con ello”, acotó.
Reconoció que “el padrinazgo o madrinazgo están muy instalados en nuestra cultura latina y tienen que ver con un cuidado, un cariño, una elección que hacen los padres de los padrinos y las madrinas de sus hijos y de sus hijas; en este caso aparece impuesto porque no se elige, toca”.
En cuanto a qué sucedería con los más de 11 mil ahijados/as, comentó que “entendemos que el planteo de la beca educativa que se establece quedará vigente para quienes ya accedieron a este beneficio, pero la idea es que hacia adelante no se otorgue” y subrayó que “las políticas públicas deben ser universales, deben estar disponibles para todas las personas, creemos que en aras de ir a hacia una legislación más moderna e ir dejando algunas cuestiones que en su momento fueron costumbres y tradiciones y que hoy no tienen razón de ser, planteamos la eliminación del instituto del padrinazgo electoral, que fue una tradición sin ley desde 1907 y que en los años 70, en los gobiernos de Juan Perón y María Estela Martínez de Perón, finalmente se transformó, primero por decreto y después por ley, en un marco formal”.
“Todos los niños y niñas, sean el primero, el segundo, el tercer o cuarto hijo, acceden a la Asignación Universal por Hijo, acceden a la Tarjeta Alimentar, debemos trabajar para que puedan acceder nuevamente a las becas educativas que fueron recortadas en un criterio de universalidad de acceso a esas políticas y no de discrecionalidad, en función de en qué orden naciste en un familia. Es muy simpático, muy folclórico, lo del lobizón, lo de la bruja, pero ya no tiene arraigo ni sentido en la actualidad“, cerró.
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