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Hace un año en Buenos Aires, abrió el restaurante Alamesa, donde trabajan 40 jóvenes neurodiversos. El proyecto nació de una pregunta que genera incertidumbre en las familias de chicos con discapacidad “¿Qué va a hacer mi hijo cuando llegue a la mayoría de edad?”.
El proyecto, impulsado por Fernando Polack, puede conocerse más de cerca a través del documental del director Juan José Campanella que en 50 minutos recorre el desarrollo de la idea, pasando por los ensayos hasta llegar al momento de la apertura y las primeras mesas servidas.
Si bien la experiencia del restaurante podría tomarse como anecdótica es un ejemplo concreto de inclusión laboral en un escenario que, entre la escasa accesibilidad, la falta de oportunidades y una progresiva quita de derechos, se muestra cada vez más desolador para las personas con discapacidad en Argentina.
En la Patagonia, a poco de cumplir 21 años de su fundación la Asociación Ángeles Especiales está llevando adelante en su Centro Educativo Terapéutico (CET) en Río Gallegos, el proyecto de confitería que brinda herramientas que favorecen la inclusión laboral a futuro.
La actividad se enmarca en el proyecto socioproductivo para la inclusión laboral de jóvenes con discapacidad que tras ser seleccionado por el programa Fortalecimiento CGC/Potenciar pudo acceder a financiación para incorporar nueva maquinaria. Esto les permitió equiparse con máquinas de coser, una selladora de bolsas, máquina armadora de medialunas, impresora, entre otras, tanto para mejorar la calidad de las producciones como para facilitar el trabajo de quienes asisten a los talleres de Panadería “Mucho gusto” y de Costura “Estamparte”.

“El financiamiento nos brindó mayores herramientas para mejorar no sólo las producciones, sino también poder darlo a conocer de otra manera. Antes los chicos hacían estas producciones, pero en menor cantidad y quedaban dentro de la institución. Hoy estamos saliendo hacia la comunidad”, explicó Natalia Kusch, directora del CET, a La Opinión Austral.
“El Centro Educativo Terapéutico existe hace muchos años y a medida que los chicos iban teniendo avances, logrando objetivos, las propuestas eran mayores“, señaló sobre el trabajo educativo y terapéutico que se realiza en el CET, donde se busca potenciar las capacidades y promover la autonomía de sus concurrentes, quienes tienen diferentes diagnósticos.
“La participación en el programa fue el puntapié para poder llevar a cabo ese proyecto que teníamos, acompañado de todo el trabajo que se viene haciendo a lo largo de estos años con los chicos, donde van adquiriendo esas habilidades. Es un trabajo bastante largo, no lo logramos de un día para otro”, señaló.
Este miércoles en el gimnasio del CET, los jóvenes de entre 18 y 25 años, tomaron los pedidos, los prepararon, atendieron a los 14 invitados y retiraron las mesas.
Para concretar la experiencia, explicó Kusch, las talleristas Jessica Vásquez, Antonella Bilancioni y Belén Guerrero, Verónica Davis, Gastón Leiva y Gonzalo Ortega como asistentes y la psicopedagoga Sabrina Muñoz, acompañaron previamente a cada concurrente de manera especifica como así también en las producciones.
“Estamos re orgullosas y muy contentas porque salió hermoso”.
“Por ejemplo, para un café con leche, ellos tenían el refuerzo visual con las imágenes en el menú para poder tomar el pedido, no todos tienen lectoescritura y si bien, entienden lo que le estás pidiendo, para poder tomar el pedido correctamente, el refuerzo es a través de las imágenes”, expuso.
“Si bien estaba el personal acompañando y mirando, el servicio lo brindaron ellos solos“, aclaró y destacó que el resultado fue “excelente, fue hermoso. Hubo mucha práctica dos semanas antes, pero ese día los chicos estuvieron excelentes, lo tomaron realmente como un trabajo. Estamos re orgullosos y muy contentas porque salió hermoso y como lo pensamos”.
“Las familias estaban felices, muy agradecidas, el acompañamiento de ellas fue incondicional, se les pidió práctica en la casa y acompañaron muy bien”, valoró.
Culminadas las dos horas de confitería, Kusch destacó: “La cara de felicidad que tenían… la felicidad que tenían fue impagable”.
Sobre cómo continúa el proyecto, manifestó: “Todavía no hay nada resuelto, se nos han abierto algunas puertas. La idea es, de acá a un mes más, repetir la experiencia. Queremos que los chicos no pierdan esta práctica, es lo que necesitan para terminar de interiorizar lo que están aprendiendo. Tienen muchas capacidades y es lo que tenemos que empezar a trabajar en sociedad“.
“La jornada fue muy linda y ante las publicaciones tuvimos muy buenas respuestas y reacciones, fue exitoso por donde lo mires”, concluyó.
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