Yo sé que no hay que involucrarse con los pacientes pero cómo no hacerlo si somos los únicos que podemos verlos, tomar sus manos, hablarles, darles ánimos, esperanzas, aliento, amor y consuelo; somos lo único que ven durante su estadía en una sala de internación, en este caso la terapia intensiva”, comienza el escrito que Karina Ramos, una enfermera del Hospital Regional de Río Gallegos, dedicó a uno de los enfermemos de Covid que permanecen internados durante días.

 

“Este señor, al que no conocía, es inolvidable como tantos otros que me marcaron y quedarán bien grabados en mi cabeza, en mi alma y en mi corazón. Jamás pero jamás voy a olvidar su carita de alegría y su sonrisa cuando le dije que lo peor ya pasó, que pronto se iría a su casa con su familia que lo espera, y así se durmió luego de ser higienizado y asentando con su cabeza que así sería”, contó.

 

Sin embargo, notó que el paciente “se notaba cansado, y ¿cómo no estarlo? Nuevamente volví a decirle, junto a mi colega que siga peleando, que nos ayude. Limpié sus ojitos, lo acaricié un rato y le agarré su manito, hasta q se quedó dormido: ‘Nos vemos mañana’, le dije.

 

Karina hablándole a su paciente

La publicación, que luego se hizo viral, está acompañada por una foto que tomó una de sus colegas. Karina le habla de cerca y agarra de la mano al paciente. Contó que ese mismo día, llegó a su casa “y, como hace mucho tiempo no lo hacía, me brotaron las lágrimas de repente pensando en él. Yo sabía en el fondo que no iba a salir pero me gustaba imaginar que estaba equivocada”, reconoció. 

 

“Me dormí – siguió- con él en mis pensamientos y 6 horas después se fue, dejó de sufrir. Seguramente se vino a despedir. Hoy volví a trabajar y su cama estaba vacía”, expresó.

 

Karina hace una reflexión, “como decimos: la guardia debe continuar. Y así seguimos nosotros los enfermeros, curando y cuidando. No tengo dudas que hoy se encuentra en un lugar mejor, y a mi solo me consuela saber que ya no sufre más, que fue un placer haberlo atendido porque ellos sacan una parte de mi que muy pocas veces puedo demostrar, y a cambio él me regaló sus sonrisas. Volá alto J.A“, se despide.

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