La historia de Ian Ramos, el niño de seis años oriundo de Río Turbio, comenzó el 26 de junio por la noche, cuando empezó con dolores en sus piernas, sus padres le dieron ibuprofeno, pero el dolor seguía. El 27 de junio, al día siguiente, sus papás no consiguieron turno para el pediatra y lo llevaron a la guardia donde lo revisaron.

No podía pararse y le temblaban las piernas, no tenía estabilidad. Le realizaron una placa y vieron que no se observaba nada raro, sólo le colocaron y calmante y le recetaron ibuprofeno”, contó Lisandro, su papá, a La Opinión Zona Norte.

A la noche, ese mismo día, los dolores fueron más intensos, así que lo volvieron a llevar a la guardia donde, una vez más, le colocaron un calmante. Al día siguiente, Ian seguía con dolores, así que lo llevaron al Centro de Integración Comunitaria y los atendió la médica en el lugar.

“Nos dijo que sí o sí lo tenía que ver un pediatra y conseguimos un turno con un especialista que nos pidió hacerle análisis de sangre y una resonancia. Nos sugirió, además, una consulta con un traumatólogo“, detalló.

Es así que, el 7 de julio, hacen la consulta pertinente con el especialista que observa las placas y la resonancia. “Nos dice que todo está normal y que debemos esperar los resultados del análisis clínico y luego llevarlo nuevamente al pediatra”, relató su papá.

El 15 de julio, una semana después, Ian empieza con dolores de panza y fiebre, así que sus papás lo llevan a la guardia donde lo vuelven a revisar. “Nosotros le comentamos al doctor que Ian estuvo con dolor de piernas, por lo que le realizan placas y ecografía y nos dicen que sólo ven gases en el estómago”, contó.

En ese momento, lograron bajar la fiebre y, como los estudios realizados salieron normales, se fueron a su casa. El 19 de julio, cuatro días después, vuelven a ver al pediatra.

“Nos atiende el doctor y, luego de ver sus estudios, encuentra que está todo normal, pero nos preguntó si en la guardia a Ian le habían realizado una punción lumbar, le dijimos que no y él nos comentó que, por todos los síntomas que tuvo, podía ser Síndrome de GuillainBarré, así que quedamos en volver cuando tuviéramos los resultados del laboratorio que, lamentablemente, iban a estar para el 27 de julio“, describió Lisandro.

Ya para esa fecha, Ian comienza nuevamente con dolores intensos en sus piernas, así que, nuevamente, vuelven a la guardia médica. “Mi hijo lloraba de dolor. Un vecino que también estaba esperando en la guardia pidió que llamen al médico y les decía ‘¿no ven que el niño está llorando?’”, relató el papá de Ian.

A Ian lo atienden y la familia les cuenta todo lo relatado previamente, así que el pequeño quedó en observación. A las 10 de la noche lo internan de urgencia y, luego de los estudios realizados, la familia recibe el diagnóstico que indicaría una posible leucemia. “Por eso mismo fue derivado el viernes 29 de julio a las 2 de la mañana de urgencia a Río Gallegos, donde continuaron con diferentes análisis clínicos y una transfusión de sangre“, contó su papá.

Ian fue derivado inmediatamente, ese mismo día a las 12.30 a la ciudad de Buenos Aires donde, entre otros estudios clínicos, como una tomografía, le realizaron una punción de la médula ósea donde, finalmente, se confirma el diagnóstico de leucemia.

“Con la confirmación de esta enfermedad de mi hijo los especialistas nos transmitieron a mi señora esposa y a mí que nos preparemos para lo que se viene porque el tratamiento de mi hijo será largo, de un año aproximadamente”, contó Lisandro.

Es por eso que la familia necesita reunir dinero para los gastos que implica la estadía en Buenos Aires: “Necesitamos solventar gastos personales como el transporte para movernos allá”, dijo su papá que, estima, viajará próximamente a la capital del país.

Al momento, Ian está derivado con su mamá y Lisandro espera poder viajar con sus otros dos hijos que están con él en la localidad de la Cuenca. Ian, mencionó, “es un niño obediente, le gusta jugar con su gato que lo extraña mucho porque no lo puede ver, es un niño feliz“, cerró Lisandro.

Para colaborar con la familia, se pueden comunicar al celular de su papá al (2966) 34-4000.

EN ESTA NOTA leucemia solidaridad

Leé más notas de La Opinión Austral