La decisión de Donald Trump de romper el pacto nuclear con Irán y el anuncio de sanciones a dicho país se notó en el mercado de futuros del crudo, elevando el costo del barril de Brent a valores que no se veían desde finales de 2014. Esto allana el camino de las inversiones en el sector, pero también provoca presión inflacionaria.

El precio del crudo está cotizando a su nivel más alto desde fines de 2014 y se encamina a anotar su cuarto incremento trimestral consecutivo, la racha más larga de ese tipo en más de 10 años.

El impacto de la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirarse del pacto nuclear y anunciar posibles sanciones a dicho país se notó fuerte en los mercados en los últimos días. El crudo es el principal beneficiado, ya que el regreso de acciones contra el país islámico golpearía las ventas de crudo iraní. Se trata de menos ventas, menos producción y, por ende, menos oferta en los mercados, en tiempos en que existe una demanda sostenida, lo que explica que los precios coticen al alza hace una semana.

Es que Irán se había convertido en el tercer mayor productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP tras el levantamiento de las sanciones hace unos años. Por la suerte de “bloqueo” impuesto por EEUU, se estima que la producción podría llegar hasta los 200 mil barriles diarios, como mínimo, y los más agoreros hablan de hasta un millón, debido a que esto ocurre en momentos en que hay caída de reservas de crudo a nivel global, por la retracción que hicieron todas las operadoras durante los últimos años debido a que el precio se había derrumbado.

Así la consecuencia directa es que el barril de Brent, de referencia en Europa y en Argentina, llegó a cotizar en la semana a un máximo de USD 77,76 para cerrar en USD 76,97.

Para los especialistas, la suba, que en lo que va del año alcanza al 15%, sólo el 50% sería por la decisión de Donald Trump, el resto se explicaría por una demanda de crudo que ya venía siendo fuerte y sostenida, por lo que si existiese un reacomodamiento a la baja, este sería menor, aunque las proyecciones es que el crudo se estabilice en los USD 80 el barril.

“Es casi seguro que las exportaciones de Irán a Asia y Europa declinarán este año y el que viene, ya que algunas naciones buscarán alternativas para evitar problemas con Washington cuando arranquen las sanciones”, analizaba Sukrit Vijayakar, director de la consultora de energía Trifecta, ante una consulta de la agencia EFE.

Ganadores y perdedores

Esta situación tiene ganadores y perdedores en todo el mundo. Arabia Saudí es uno de los primeros, ya que busca maximizar los precios del crudo de cara a la salida a bolsa de la estatal Aramco, valorada en dos billones de dólares. Además, un barril más caro le permite cuadrar presupuestos y dejar atrás los abultados déficits. Y para completar los beneficios, Irán es uno de sus rivales históricos. En cualquier caso, este miércoles ha manifestado que trabajará con otras naciones para limitar el impacto si hay escasez de crudo.

La precaución de Arabia Saudí se explica por el hecho de que también Estados Unidos podría beneficiarse. Los pozos que utilizan técnicas de fracking logran mejores beneficios con una subida de precios, ya que sus márgenes son muy estrechos. Cuanto más suban los precios, más producirán, por lo que habrá más oferta y los precios caerán.

Pero también se estima que Estados Unidos, con la mirada puesta en “mitigar” la reducción de oferta por Irán, incremente su producción. En ese sentido, la Administración de Información de Energía (EIA) elevó su pronóstico para el bombeo estadounidense, en su reporte mensual divulgado el martes pasado, a 12 millones de bpd para fines del próximo año. Si eso se cumpliera, el país que lidera Donald Trump se convertiría en el mayor productor de petróleo del mundo, delante de Rusia y Arabia Saudita.

Mientras los ganadores de este nuevo escenario son los países exportadores, que verán buenos estímulos económicos que llegan a las arcas de sus respectivos gobiernos, los perdedores serán aquellos países que dependen de la energía importada, con un fuerte incremento en sus costos, provocando una fuerte presión inflacionaria en sus economías locales.

Esa dependencia de la importación hace que los países que atraviesan esa situación, al pagar más por el petróleo, presionen en las cuentas corrientes y hace que las economías sean más vulnerables al aumento de los tipos de interés de la Reserva Federal Estadounidense (FED tasa que no se descuenta pueda volver a ser tocada hacia arriba en un tiempo más.

Argentina está en término medio, en parte produce y exporta, pero su producción no alcanza para el mercado interno y también debe importar. Un precio de crudo competitivo, como el que existe hoy, deberá empujar las decisiones de las operadoras a reactivar procesos de perforación que fueron dejados en stand by tiempo atrás, lo que genera mayor inversión y puestos de trabajo.

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