Rodolfo Saracco tiene marcada la vida por el arte. Desde muy pequeño, sintió que lo suyo era ser bailarín de música clásica, lo que nunca hizo, pero, de todas formas, bailó otros distintos estilos. También cantó y actuó. Después llegó el momento de viajar para ser diseñador de indumentaria y la meta era Córdoba, lugar que lo llevaría a descubrir realmente su destino.

Viajando en el tiempo a través de su relato, nos cuenta de un grupo de amigos con los que comienza a frecuentar los primeros bares. En ese recorrido, llegan a la puerta de un boliche LGTBQ (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgéneros y Queer ) y los recibe un Drag de más de dos metros, muy flaquito, con una peluca de rulos que debía medir unos 90 centímetros, ya que le pasaba la cintura, y unas pestañas hechas en cartulina (Lo que se conoce dentro del ámbito drag como “Estilo Trash”).

Recuerda, Rodolfo: “Literalmente, quedé anonadado. No tenía ni la menor idea que era, que estaba viendo. Nunca había tenido ningún tipo de referente gay en absoluto. Y lo único que se me cruzó por la cabeza fue ‘No tengo idea que es esto, pero lo quiero hacer’”. Pero no queda ahí, porque un amigo para su cumpleaños número 18 le regala sus primeras plataformas, que lo llevarían a la cima de su carrera como Drag Queen en Córdoba, lo que actualmente realiza en la ciudad de Buenos Aires. Indudablemente, este regalo fue lo que necesitaba Rodolfo para dar rienda suelta a su veta de artista, la cual marcaría el inicio de un recorrido que será para siempre.

 

Así comienza el principio de esta gran historia, de este joven de 28 años que transitó las mismas calles de Río Gallegos que nosotros, pero que ahora está haciendo su propio camino.

 

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