El mundo cervecero hizo un boom durante la última década. Las variedades disponibles no solo en Argentina, sino en todos lados, se multiplican a una velocidad tan veloz que es difícil seguirle el ritmo. Pero no te preocupes, te acercamos un manual con toda la información necesaria para sumergirse en este universo.
Los expertos indican que para aventurarse en el mundo cervecero, lo mejor es ir educando el paladar de poco, iniciarse con cervezas ligeras para ir acostumbrándose a los sabores y luego incorporar aquellas que son más intensas.

Existen dos grandes familias de cervezas y ambas tienen a la levadura como ingrediente principal, estas son las lagers y las ale. Las primeras requieren temperaturas de fermentación bajas (menos 10 grados) y por largos períodos de tiempo (de uno a tres meses). El frío requerido hace que solo se puedan elaborar en invierno o en cámaras frigoríficas.
Las lagers, en tanto, son cervezas con poco lúpulo, de tono claro y graduación alcohólica reducida (entre 3,5 y 5%) y se toman bien frías. Dentro de este grupo aparecen muchas variedades: algunas reciben su nombre según el lugar de origen, como la Pilsen (una de las más consumidas en el mundo). La Viena, más dulce y rojiza o la Munich, de color más oscuro y sabor a malta. Otras, en cambio, son denominadas según las características de su elaboración, como la Bock, la Steam, las negras o de centeno.
Las cervezas ale, contrario a las lagers, son de fermentación alta a temperaturas que rondan los 19 grados. El período mínimo de fabricación es de cinco a siete días, aunque muchas veces llevan una segunda fermentación. Estas bebidas llevan una buena cantidad de lúpulo y una graduación alcohólica más alta, además son las más consumidas en EE.UU. e Inglaterra.

Entre las ramas más conocidas de esta variedad se encuentran las Pale Ale (India Pale Ale o IPA) con un alto grado de alcohol y un sabor predominante a lúpulo. También creció en popularidad la Stout, una opción amarga, de color casi negro debido a que es elaborada con malta de cebada tostada y caramelizada. Es espesa y cremosa con aroma a malta.
El paso previo a la Stout es la Porter, intensa y de buena consistencia aunque un poco menos oscura. Entre los estilos más famosos de las ale cabe mencionar la Dubbel, Tripel, la Kolsch y la Bitter Ale.
No hay que olvidar a las cervezas de trigo, una variante muy consumida en Alemania, hecha total o parcialmente con malta de trigo. Se trata de una bebida rubia que posee una baja graduación alcohólica y se caracteriza por un dejo a sabor afrutado.
Las Belgas son cervezas de sabor intenso, con una buena cuota de lúpulo pero con un sabor dulzón. Suelen ser de color rojizo aunque existen también en versión rubia. Todas ellas superan el 6 o 7% de contenido alcohólico.
Por último, cabe mencionar a las Bock, pertenecientes al grupo de las Lager. Son cervezas ricas en malta tostada, lo que les otorga un color oscuro. Su característica espuma blanca contrasta con los marrones, pero hay que beberlas con precaución, ya que suelen tener más de un 7% de graduación alcohólica.
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