Gustavo Zurita, presidente de APADISCO, enumeró todas las actividades que está realizando la institución a 22 años de su surgimiento. Contiene y alberga a personas con discapacidad de la ciudad de Caleta Olivia, y a sus familiares. La entidad logró establecer iniciativas económicas que permiten que sus programas laborales y de asistencia sean sustentables en el tiempo.

Una de las principales ocupaciones de esta institución es la panadería, ya que a través de la venta de sus productos se logra el mayor porcentaje de ingreso económico para mantener todas las actividades. Además, sirve como taller laboral para 30 operarios, personas que tienen de 22 años de edad en adelante, con distintas discapacidades, y que concurren en dos turnos: mañana y tarde.

Amén de la venta de pan al “consumidor final” en el local ubicado en calle Vélez Sarsfield, detrás del Hospital Zonal, la entidad trabaja con instituciones municipales y provinciales que requieren los productos: comedores escolares, Hogar del Niño, Hospital, CIC Virgen del Valle, entre otros.

El precio que se otorga a estos productos es menor al que existe en el mercado local, a razón de un convenio con el Ejecutivo municipal, que “presta” o “adscribe” dos panaderos profesionales, de planta permanente de la comuna, y que dirigen el servicio; más dos trabajadores beneficiarios de planes sociales.

“Con ello tenemos reciprocidad con el Municipio y la Provincia. El precio nuestro nunca es el real de plaza. Cuando el pan está entre los 65 y 70 pesos, a la Provincia y al Municipio lo vendemos a 40 pesos”, aclaró Zurita.

También elaboran masas finas, facturas, tortas, budines, pedidos de catering, etcétera. “Es nuestro sostén, porque es el ingreso de todos los días y nos permite pagar luz y gas y la materia prima, ya que cada pedido de harina y repostería cuesta mucho dinero; y, lo mismo, costear el mantenimiento de las máquinas”, agregó.

En tanto la Dirección Regional de Educación Zona Norte aporta, entre otras cosas, capacitadores que concurren a la sede de APADISCO para dictar clases, tres días a la semana, de inglés, técnica y matemáticas. El CEMEPA colabora propiciando que una docente, Anahí Zinna, continúe con el proyecto del ballet folclórico que había iniciado su padre, Walter.

Otra institución educativa que se relaciona con APADISCO es la Universidad Siglo XXI, cuyos alumnos de una materia de currícula social cumplen con una tarea solidaria, participando en todos los talleres. “Ya han pasado más de 20 alumnos”, destacó Zurita.

Asimismo, menos visible pero no menos importante, está el Hogar Granja que tiene la institución en Zona de Chacras. Un proyecto que inició hace 18 años, y que hoy alberga a cinco personas con discapacidades que residen todo el año.

Campaña de socios y tarjeta

Otro recurso que tiene APADISCO consiste en un convenio con Tarjeta Naranja. Los clientes de la empresa crediticia aportan voluntariamente, a través de su sistema. “Desde el año 1998 tenemos ese convenio”, señaló Zurita, quien confió que se renovó el acuerdo para ampliar los montos. Lo recaudado cada mes, aunque “desvalorizado por la inflación”, suma unos 700 pesos. Ese dinero, sumándose mes a mes, hizo posible la construcción del Hogar Granja.

También cuentan con una permanente campaña de socios y su consecuente recaudación. “Durante estos años terminamos con un balance positivo, también por la ayuda de los bingos con Mural S.A. Nos queda pendiente el Centro de Día en barrio Mirador. Es nuestro gran proyecto. Están los planos, la mensura, hierros, ladrillos y cemento. Volvimos a presentar el proyecto a Pablo Grasso, presidente del IDUV, y esperemos que se pueda concretar”, añadió.

Leé más notas de La Opinión Austral