“Ha dejado de existir Racing Club Asociación Civil“, declaró la síndico Liliana Ripoll un 4 de marzo de 1999. La frase tremendista derivó en las semanas de mayor incertidumbre para el hincha de La Academia. Las chances de que el club desaparezca eran reales, lejos del cómodo presente que goza en la actualidad.
El presidente Daniel Lalín había hecho el pedido de quiebra y tenía una deuda de 66 millones de pesos. Cuando el requerimiento se formalizó la confusión se apoderó de la situación. Lalín intentó calmar las aguas sin éxito y recibió una agresión que quedó en la historia, a través de un redoblante que le arrojaron y le hirió la cara.
El club no dejaba de existir como dijo la síndico pero existía un fallo que ordenaba el cese de actividades. Por esa razón, Racing no pudo debutar contra Talleres en el Clausura de 1999. La respuesta de los hinchas fue conmovedora.
A pesar de que el encuentro no se disputó, el público colmó el estadio. Además organizó marchas a la Plaza de Mayo y al Congreso y evitó que se rematara la sede social.
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