“Un territorio, un espacio donde miles de personas intentan ser felices. Tiempos y ritmos, compases donde los musicoterapeutas ensayamos respuestas para dignificar la vida”. (Lic. Patricia Pellizzari)

La pertenencia a un grupo es, quizá, una de las situaciones más difíciles de alcanzar para quienes sufren una marginación familiar, institucional y social, como es el caso de las personas que padecen una patología de consumo. Es por ello que uno de los objetivos terapéuticos que se plantean desde el espacio Musicoterapia tiene que ver con la creación de nuevos modelos de vinculación con el otro, planteando diferentes propuestas que impliquen un trabajo en equipo donde cada uno pone en juego sus propias capacidades y potencialidades (núcleos saludables) dentro de un proceso grupal. Dichas propuestas favorecen la tolerancia frente a lo diferente que trae el otro, desde lo relacionado con los intereses musicales, como con las historias de vida y los valores culturales, fortaleciendo así sus lazos, valorando lo propio y encontrándose en las diferencias, enriqueciéndose con ellas y pudiéndolas integrar sin perder identidad; estableciendo acuerdos y pactando normas de convivencia dentro de los diferentes espacios terapéuticos. 

La particularidad del espacio Musicoterapia, tanto en lo individual como en lo grupal, tiene que ver con brindar un lugar para poder Decir y Escuchar al otro, tanto desde el lenguaje verbal: hablan de “quiénes son”, cómo llegaron a estar en este grupo, “quiénes eran”, cómo estaban al comenzar el tratamiento y cómo están ahora, el momento de las recaídas y la descompensación, convocándolos así a reflexionar sobre su identidad, su historia, su entorno familiar; como desde lo sonoro musical: suenan canciones que cada uno propone y quiere compartir con el grupo, como una manera de hablar de ellos, de contar su propia historia? “esta canción le gustaba a mi mamá y siempre me la cantaba? esta música la asocio con el consumo porque siempre sonaba en el bar donde nos juntábamos a tomar? yo bailaba folclore de chico, por eso traje esta chacarera para que cantemos?” y de esa forma se van tejiendo y entramando historias con melodías, recuerdos y vivencias ligadas a diferentes emociones… Y va surgiendo, muy de a poco, respetando el momento de cada uno, la exploración y expresión vocal, jugando un papel primordial en la búsqueda, construcción y resignificación de la “propia voz” a través del canto individual y grupal, intentando ensamblarse y armonizar con la voz del otro, logrando un tempo y volumen en común, en un cantar que los identifique y los represente.

Si bien dicho proceso musicoterapéutico no tiene fines artísticos ni estéticos y transcurre dentro de un consultorio en un servicio de salud hospitalario, también se apunta desde el mismo a favorecer el proceso de reinserción social del paciente, instancia muy importante dentro del tratamiento, en pos de la construcción de vínculos y el restablecimiento de los lazos con la sociedad.

Entonces, ¿cómo crear o restituir los lazos con el afuera a través de una actividad propia, un producto artesanal o una “producción musical”?

Y pensamos en la canción? la canción como intermediaria que permite encontrarme y vincularme con un Otro social, permitiendo hacer lazo a partir de ese producto que surgió de un proceso singular y subjetivo, cargado de emociones, de tiempo, de ansiedades, de deseos, de intercambios, de acuerdos y desacuerdos? En este punto podríamos pensar que esa instancia está ocupando un Lugar que propicia cierto sostén y organización en su hacer, el cual a su vez permite generar un vínculo con el entorno.

¿Y dónde vamos a cantar?

Miguel Angel Materazzi, en su libro “Salud Mental: una propuesta de prevención permanente”, habla de “tender a la salud”, como un proceso dinámico, basándose en esta tríada: Plasticidad psicológica, Aporte creativo y Participación, y en relación a esta última dice que “la persona debe participar activamente de sus crisis y las del contexto? cuanto más alejados estamos de la salud, menos participamos de nuestras crisis (las cuales se depositan en el afuera) y aún menos de las crisis del contexto, perdiendo interés por lo que le puede pasar al otro y al entorno social”. 

A partir de este concepto y tomando como referencia el trabajo de dos grandes profesionales de la musicoterapia en Argentina, como son la Lic. Patricia Pellizzari y la Lic. Karina Ferrari, quienes vienen desarrollando hace mucho tiempo en nuestro país diferentes propuestas y aportes en el campo de la musicoterapia en el ámbito hospitalario y en la musicoterapia preventiva-comunitaria? es que surgió la idea de?

¿Y si cantamos en la sala 

de espera del hospital?

Sí, la sala de espera de un hospital, un lugar de paso, de un malestar casi siempre sentido en la urgencia, sufrimiento que busca significado y resolución, con la esperanza de un encuentro más amoroso entre usuarios y efectores? La esperanza de valorar la dignidad de los saberes y de la vida por sobre todas las cosas? ¿y cómo este territorio en común puede transformarse en un lugar de encuentro con el otro?

Así se inició el proyecto para realizar una “Intervención musical en el hall del hospital”, donde, conjuntamente con las personas que actualmente concurren a tratamiento, algunos hace muchos años debido a la cronicidad de su patología, comenzamos a seleccionar un repertorio de canciones y se distribuyeron roles, ¿quién canta?, ¿quién toca la guitarra?, ¿y el bombo?, ¿y quién se anima a bailar el gato?, generándose así un rol activo y participativo no sólo dentro del grupo, sino en la comunidad, siendo capaces de poder brindar una experiencia placentera, empática, poniendo en juego sus “núcleos saludables” frente a aquellas personas que por determinadas circunstancias se encuentran esperando en ese lugar.

Para finalizar y seguir pensando, muchos de nosotros recordaremos haber visto, en algún hospital, la foto en la que una enfermera, con el dedo cruzado sobre la boca, nos decía “Shhh” por el bien de la salud de los otros. Pero hoy sabemos que el silencio no siempre es salud. Es más, ¿cuántas veces el silencio nos enferma? 

(*) Musicoterapeuta. Integrante del equipo interdisciplinario del Servicio de Patologías de Consumo HRRG.

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