El nuevo Papa ofreció una cálida bienvenida a los fieles en su primera aparición tras la fumata blanca. Durante un encuentro en el Palacio del Santo Oficio, firmó un autógrafo en la Biblia de una niña llamada Michela.
Con humor, comentó: “Todavía tengo que hacer algunas pruebas con la firma, ¡la antigua ya no sirve!”. Para asegurarse de no equivocarse, le pidió a la niña que deletreara su nombre y, al añadir la fecha junto a la firma, bromeó diciendo: “¿Qué día es hoy? ¿8 de mayo?”.
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