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A los nueve años, en una casa de El Calafate, Ana Paula Rodríguez Núñez descubrió un pequeño piano eléctrico que cambiaría su vida. Allí, más allá de la nieve y un coro escolar, nació su pasión que hoy, con 14 años, la llevará hasta Suiza para participar del prestigioso Encuentro Internacional de Piano y Música de Cámara 2025.

La historia comenzó cuando su familia dejó Buenos Aires en busca de una vida más tranquila en Santa Cruz. Fascinada por el instrumento, Anita pidió un teclado, pero antes de que llegara, fabricó uno con una caja de cartón y teclas dibujadas. “Ponía la tele y me hacía la que tocaba. Me divertía mucho”, recuerda entre risas.

La pandemia obligó a los Rodríguez Núñez a regresar a General Rodríguez. Allí, Anita tuvo su primer teclado real y empezó a sacar obras de oído, guiada por tutoriales de internet. Su talento y velocidad de aprendizaje sorprendieron tanto que un vendedor de pianos, emocionado al escucharla, le regaló su primer piano acústico.

Este verano, en el Encuentro de Piano de Bariloche, la pianista chilena Edith Fischer quedó impresionada con su interpretación de una sonata de Beethoven y decidió becarla para viajar a Suiza. La estadía está cubierta, pero aún debe reunir fondos para pasajes y traslados.

Para lograrlo, el próximo 27 de junio ofreció el concierto Melodías del alma en La Casona de Tres Pinos, General Rodríguez, con transmisión por YouTube.

Además de brillar en la música clásica, Anita se anima a todos los estilos. Antes participó en un ensamble para el canal de streaming Origamis por el Día de la Bandera, interpretando desde Víctor Heredia hasta María Becerra.

Con un futuro que parece no tener techo, sueña con tocar en salas de todo el mundo y que sus composiciones inspiren a otros niños, recordando siempre que todo empezó con un piano de cartón en la Patagonia.

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