El fallo de la Corte Suprema de Justicia santafesina, que se pronunció el 27 de diciembre pasado pero se conoció este viernes, establece que es aplicable al caso una sanción correspondiente a la tentativa de homicidio, cuya escala penal va de 10 a 15 años.

El máximo tribunal santafesino ordenó que Mansilla que sea nuevamente juzgado por un tribunal de la Justicia de Menores.

Según dijeron voceros judiciales, Mansilla –que al momento de cometer el femicidio de Páez tenía 17 años-, podría acceder en corto tiempo al beneficio de salidas transitorias, atento a que está por cumplir la mitad de la condena.

Verónica Camargo, la madre de Chiara, dijo a la agencia Télam que se enteró del fallo por comentarios recibidos anoche y hoy por la prensa y señaló: “Me indigna que la Corte no me haya notificado” de su resolución.

En relación al contenido del fallo, que hace hincapié en la condición de menor de Mansilla al momento del hecho y a las normas internacionales que establecen un trato diferente para las infancias en relación a los adultos, Camargo dijo que “la única niña era Chiara”, que cuando fue asesinada tenía 15 años.

Un niño no actúa con la frialdad que actuó Mansilla, con las atrocidades y aberraciones que le hicieron a Chiari”, dijo la mujer.

Además, destacó “la frialdad de llamarme a mí para decirme que Chiara no había regresado a su casa, cuando recién la había matado” y agregó: “Eso no es un niño”.

El origen del “Ni una menos”

El femicidio de Chiara Páez ocurrió durante los primeros minutos del domingo 10 de mayo de 2015. Para ese entonces, la menor ya llevaba desaparecida algunas horas.

El sábado, la víctima había contado que se iba a la casa de una compañera de la escuela, y cuando estaba allí decidió salir para encontrarse con su novio, el último que la vio con vida.

Pasadas varias horas, la familia decidió hacer la denuncia. Poco tiempo después, casi todo el pueblo de Rufino estaba en la calle para buscarla.

Poco después se descubrió que la víctima había sido asesinada a golpes y enterrada en el jardín de la casa de su novio, lugar donde toda la familia hacía un asado en el momento en que los investigadores llegaron para registrar la propiedad. Aunque Mansilla confesó el crimen ni bien llegó la policía, para la familia de Chiara Páez el joven no acutó en soledad.

La muerte de Chiara tomó relevancia nacional rápidamente y la indignación superó los límites de la provincia de Santa Fe. Por este motivo, para el 3 de junio de 2015, numerosos grupos feministas y organizaciones sociales convocaron a una marcha en la Plaza del Congreso de la ciudad de Buenos Aires.

La difusión a través de redes sociales y diversos medios de comunicación extendió la movilización a unas 80 ciudades del país. Sólo en capital federal, asistieron aproximadamente 300.000 personas.

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