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“Trabajo para tener éxito en los procesos, porque el éxito de los resultados, muchas veces no dependen de mí”. Recuerden esta frase porque aplica no sólo a la producción de ovinos, sino a la vida misma. Continuando en la recorrida por algunas de las estancias santacruceñas, hemos reflejado casos e historias de productores pequeños, hoy toca uno de los grandes, que no por grande está exento de dificultades climáticas y comerciales. Esta vez toca contar algo de historia, presente y desafíos de Estancia Coronel, ubicada cerca de San Julián, gestionada por Compañía de Tierras Sud Argentino, abocada a la producción de lana y carne ovina. Son 335.000 hectáreas propiedad del Holding Edizione más conocido como Grupo Benetton.

Su gran extensión y lo crudo del clima en esta zona (el año pasado sufrieron, y mucho, las nevadas), además de ser el ovino un “monocultivo” (lo único que puede tenerse en producción allí) requieren aguzar el ingenio para encontrar las mejores estrategias productivas, logísticas y comerciales.

Producen ovejas de la raza Merinoesquilan por año entre 40.000 y 45.000 animales obteniendo una lana de menos de 20 micrones. Para mejorar en productividad, se ha invertido en infraestructura y tecnología, además contar con la genética de Cabaña Leleque, que ha recibido varias distinciones y pertenece a la misma empresa. La producción cuenta con certificaciones RWS, OIA y Nativa.

Para el manejo de tamaña extensión de tierras, trabajan en distintos puestos de la estancia alrededor de 34 personas y, eventualmente, para trabajos puntuales (como la esquila) se trae más personal temporario.

La estancia está dividida en seis secciones, cada una tiene un galpón de esquila, además del galpón principal en el casco. Y tienen 10 puestos aparte o sea cuentan con una persona cada 11.000 hectáreas más o menos en promedio.

Cada puestero tiene asignado su parte de campo para recorrer y son los que reportan novedades cada mañana. Las comunicaciones llegan por radio a Leopoldo Henin, administrador de la Estancia Coronel desde hace casi 30 años pero que hace más de 40 que recorre campos de la provincia, antes había estado en Estancia El Cóndor (donde empezó de cadete), también propiedad de Compañía de Tierras Sud Argentino.

Así las cosas, una vez por semana se registran las muertes que se resumen en una planilla mensual que es cargada en un sistema donde se lleva el control, datos que se pueden leer desde las oficinas centrales en Buenos Aires, lo cual facilita los trabajos en los momentos de recuentos, esquilas y otros datos, no hay sorpresas.

“El objetivo nuestro es lograr el mejor cordero logrado y mantener una finura de lana debajo de los 20 micrones, de hecho en los últimos 6-7 años no hemos pasado de esa finura, rondando 19.5 a 19.6″, compartió Henin. Del total de 40.000 animales aproximadamente que se esquilan, el 78% son madres, que, son la fábrica, el resto son unas 7000 borregas de reposición.

“Este campo es reconocido por la calidad de sus lanas, buen largo de mecha, finura, y hemos ido mejorando buenos rindes, pero son variables dependiendo del año, claro”, dice. Y agrega Henin: “Yo trabajo para tener éxito en los procesos, porque el éxito de los resultados, muchas veces no dependen de mí”.

Lo que se produce de carne se vende al frigorífico en Río Gallegos y para la lana se hacen licitaciones abiertas a las 4-5 laneras importantes del país, que cotizan, se cierra la oferta y el que oferta más se lo lleva. La cotización es por lote individual.

Desafíos

“Una gran desventaja es que alrededor están los campos vacíos entonces todos los problemas se vienen hacia el nuestro, sea abigeato, predadores, guanacos… es un campo que hay que controlar”, lamenta Henin. “No hay que olvidar que hacemos monocultivo y somos una fábrica a cielo abierto con todos los riesgos que eso implica”, argumenta.

Para Henin, por suerte, “gradualmente hemos ido encontrando los remedios para ir solucionando los problemas que tenemos, y, si bien no son curas definitivas, sí minimizan los riesgos”. Además de la comunicación por radio tienen camionetas, cuatriciclos recorriendo, día y noche en los perímetros. “Todos los días hay que tomar decisiones y mantener esto en funcionamiento para mejorar los resultados”, dice.

Vale recordar que, durante la nevada de 2024, a pesar de la intensidad de las mismas que cubrieron varios sectores de la estancia, incluso con campos en los que hubo hasta 80 centímetros de nieve, se logró una producción de 175.000 kilos de lana merino de altísima calidad, con un promedio que rondó los 19 micrones de finura. Ese logro, aún en la adversidad climática, es el resultado de una planificación estratégica que prioriza el bienestar animal, que planifica tener reservas disponibles y les permitió llegar a la esquila con animales con una buena condición corporal.

El guanaco hoy es un problema serio. “El último recuento que hicimos fue hace un par de años, y contabilizamos unos 25.600 guanacos, lo que representa un número por encima de los 60.000 equivalentes, tomando que un equivalente es una oveja preñada que gesta, lacta y entrega un cordero, para decirlo claro, podríamos tener mínimamente 40.000 ovejas máspero está ocupado por el guanaco“, se lamentó Henin.

El administrador de Estancia Coronel, advierte que “el guanaco no tiene límites porque los alambres los salta, además, es selectivo, así que se come lo mejor primero, y “si no se hace algo, algo productivo digo, se va a ir poniendo peor, hay gente que no come proteína nunca y con la abundancia de guanaco que hay acá es incomprensible, yo llevo 28 años acá y desde siempre se habla del guanaco, pero más allá de pruebas, nunca se ha podido armar algo que perdure en el tiempo, porque incluso la fibra muy valiosa”, apuntó Henin.

El futuro

“Este campo no llegó a su techo, por eso seguimos invirtiendo y buscando tecnologías que permitan optimizar procesos para lograr mejores resultados, ese es nuestro desvelo diario hacer las cosas bien y optimizar procesos para que todo salga mejor, siempre apuntando a seguir produciendo buena carne y buena lana, sabiendo que muchas veces los imponderables no los podemos manejar, pero siempre trabajando en el éxito de los procesos”, resumió Henin al referirse al futuro.

“Esta zona, y esta producción es complicada, hay muchos campos abandonados y muchas estancias chicas que han ido cerrando y que no tienen oportunidad de volver a repoblarse, porque el negocio de la lana es complicado, no hay garantías de cuál va a ser el precio en la próxima zafra”, sentenció Henin.

Vale recordar que el grupo Benetton es dueño del Frigorífico Faimali y que en junio de 2024 unieron sus operaciones comerciales a Estancias de Patagonia y se convirtieron en un holding que gestiona las dos plantas para procesar el 70% de la carne ovina de la Patagonia. Estancias de Patagonia SA es una industria frigorífica que agrupa a 64 ganaderos accionistas y cuenta con el apoyo de más de 40 productores adherentes.

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