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Estudiantes de Río Cuarto derrotó por 2-0 a Deportivo Madryn este sábado, en la ida de la final del Reducido de la Primera Nacional, una serie que definirá quién se sumará a la élite del fútbol argentino en 2026. En un Estadio Ciudad de Río Cuarto, que estuvo repleto, el duelo fue dirigido por Darío Herrera, con Jorge Baliño en el VAR.

El “León” rompió el cero a mediados del complemento con el gol de Tomás González, que capitalizó un ataque profundo por derecha y desató el primer gran festejo de la noche. A partir de ahí, el local creció, ganó confianza e inclinó la cancha.

Cuando el partido pedía un golpe más, apareció Juan Antonini. El defensor atacó el espacio y de cabeza rubricó el 2 a 0 a los 86 minutos, un tanto que no solo estiró la diferencia sino que también encendió por completo al Candini y a toda su parcialidad.

Con este resultado, el “León” cordobés dio un gran paso en su deseo de volver a Primera División tras más de cuatro décadas. Por su parte, el equipo patagónico aún sueña con darlo vuelta. El partido siguiente, que definirá quién asciende, será el 30 de noviembre, desde las 17 horas, en Madryn (Chubut), que definirá al nuevo equipo de Primera División.

El equipo cordobés llegaba a esta instancia sosteniendo una regularidad que fue clave durante toda la temporada. Bajo la conducción de Iván Delfino, Estudiantes terminó segundo en la Zona B con 60 puntos, una marca que lo posicionó como uno de los candidatos al ascenso desde el inicio del Reducido.

En su camino hacia la final resolvió tres series complejas: eliminó a Patronato con autoridad, superó a Gimnasia y Tiro de Salta en una llave sólida y dejó atrás a Estudiantes de Buenos Aires gracias a la ventaja deportiva tras igualar en el marcador global. Cada paso reforzó la convicción de un plantel que sueña con repetir la gesta de 1983, cuando logró su primer ascenso a la máxima categoría.

Deportivo Madryn, en tanto, llegaba atravesado por una temporada intensa, marcada por rendimientos sólidos pero también por episodios polémicos que acompañaron su recorrido. Fue el mejor de la Zona A con 60 puntos y tuvo la oportunidad de ascender directamente, aunque cayó por penales ante Gimnasia de Mendoza en la primera final.

Ese revés lo empujó al Reducido, donde debió transitar situaciones insólitas: le dieron por ganada la ida ante Gimnasia de Jujuy por supuestas amenazas al árbitro -acusación que el fiscal terminó desestimando- y enfrentó un clima tenso en la semifinal contra Deportivo Morón, donde su rival terminó envuelto en sanciones y agresiones posteriores al encuentro.

Con todo ese contexto, el equipo patagónico llegaba decidido a dar el golpe y coronar su primera llegada a la máxima categoría. Una mezcla de orden, sacrificio y ambición sostiene al conjunto que quiere inscribir su nombre por primera vez en la historia grande del fútbol argentino.

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