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Las nuevas medidas arancelarias impuestas por Donald Trump en el escenario internacional generó inquietud en los mercados y obligó a revisar las condiciones del comercio bilateral entre Argentina y Estados Unidos. Por lo que la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (AmCham) adoptó una postura de “wait and see”, esperando definiciones más claras que permitan anticipar el impacto real en las relaciones comerciales.
En diálogo con el programa Desafío Energético, transmitido por Canal 7 y Radio 7 de Neuquén, Marina Senestro, Directora de Asuntos Gubernamentales de AmCham Argentina, brindó su visión sobre los desafíos y oportunidades que presenta este nuevo escenario.
“Fue una semana bastante compleja, con muchos anuncios, pero poca información certera”, reconoció Senestro, quien advirtió que el efecto no será exclusivamente bilateral: “También hay que considerar los efectos indirectos frente al comercio con otros países, que inevitablemente van a repercutir en la Argentina”.
Aunque persisten las dudas respecto al impacto que puedan tener las medidas de Trump, desde AmCham mantienen una mirada cautelosa pero optimista. “El desafío ahora es consolidar reglas claras, mejorar la infraestructura y fortalecer las cadenas de valor”, concluyó Senestro. En un contexto de transformación global, la alianza entre Argentina y Estados Unidos —particularmente en torno a Vaca Muerta— sigue siendo una pieza estratégica con enorme potencial para el desarrollo energético y económico del país, sostuvo.
Vaca Muerta y el rol estratégico del sector energético en la relación bilateral
Frente a este panorama de incertidumbre global, Senestro subrayó que la oportunidad para la Argentina sigue siendo importante, sobre todo en lo que respecta al sector energético. “En la última década, el sector energético adquirió un rol protagónico en la relación comercial entre ambos países”, afirmó. En 2024, el petróleo crudo representó el 30% de las exportaciones argentinas a Estados Unidos, consolidando a los hidrocarburos como el principal canal de intercambio.
El corazón de esta sinergia es Vaca Muerta, la formación de shale ubicada en la cuenca neuquina. “Hoy, el 61% del gas y el 60% del crudo que se produce en Argentina proviene de desarrollos no convencionales”, detalló Senestro. Con reservas que multiplican por ocho las actuales, Vaca Muerta no solo representa un polo de atracción de inversiones, sino que también exige el desarrollo de una cadena de valor más robusta, diversificada y tecnológicamente avanzada.
Sectores con mayor potencial para la inversión estadounidense
La funcionaria de AmCham también identificó otros sectores de alto interés para las compañías norteamericanas. Además del energético —que incluye petróleo, gas y renovables—, mencionó la tecnología, la economía del conocimiento y la minería como áreas con gran potencial de cooperación. “Son sectores muy pujantes que necesitan infraestructura, know-how y una cadena de proveedores eficiente”, explicó.
En particular, destacó la oportunidad que representan las empresas medianas de Estados Unidos, con experiencia en explotaciones shale como Permian, para complementar la oferta local en Vaca Muerta. “La escala que exige Vaca Muerta hoy supera la capacidad de muchos equipos locales”, sostuvo, al tiempo que valoró la reciente reunión entre el gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, y la agregada comercial de la embajada de Estados Unidos, como un paso clave para fortalecer los vínculos bilaterales.
Desafíos para las operadoras medianas y el clima de negocios
Consultada sobre el eventual desembarco de operadoras de segunda línea en Vaca Muerta —en reemplazo de grandes compañías internacionales que se han retirado—, Senestro aclaró que no se trata de una falta de potencial, sino de un reacomodamiento global. “Este fenómeno responde a estrategias de optimización de portafolios, no a un problema estructural de la región”, afirmó.
Respecto a los obstáculos que podrían enfrentar estas nuevas operadoras, identificó dos dimensiones. Por un lado, las diferencias en las condiciones regulatorias, sindicales y ambientales entre Estados Unidos y Argentina. Por otro, la necesidad de avanzar en una mejora del clima de negocios. “Durante el primer año de gestión, el gobierno nacional ha trabajado en reacomodar la macroeconomía. Pero ahora es momento de hablar de competitividad. Esa es la clave para atraer inversiones sostenibles”, remarcó.
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