El “Robot de uso científico en el sector antártico”, tal su nombre oficial, es un proyecto de cooperación entre el Instituto Antártico Argentino (IAA), la Universidad de la Defensa (UnDef), la Facultad de la Armada (FadARA) y la Escuela de Oficiales de la Armada Argentina (ESOA), que estuvo a cargo del desarrollo del prototipo.

Este vehículo cuenta con capacidad de tomar imágenes a través de dos cámaras integradas, una de las cuales posee una red neuronal que no sólo le permite obtener imágenes en tiempo real, sino también reconocer patrones a distancia, ya que dispone de conexión y un sistema de control vía web.

Al contar con dos modos de navegación -autónomo y radiocontrolado- será útil tanto en la investigación glaciológica a distancia, lo que minimizará el impacto ambiental, así como para la exploración de sitios georreferenciados que el robot visita sin intervención humana.

El responsable del equipo de desarrollo del robot es Andrés García, ingeniero electrónico egresado de la Universidad Nacional del Sur y doctor en sistemas de control, quien además se desempeña como profesor de Control Aplicado a Artillería e Investigador de la ESOA.

Argentina nunca antes había ensayado un robot de estas características en la Antártida.

García explicó que el proyecto que conduce “surge de una convocatoria anterior de la UnDef en 2020, cuyo propósito era desarrollar herramientas para colaborar con la lucha contra la pandemia. Así, presentamos un robot que permitía monitorear a los pacientes internados, el cual terminó sirviendo de plataforma para este nuevo desarrollo”.

“Cada robot se diseña para cumplir con objetivos específicos y en este sentido fue uno de los integrantes de nuestro equipo, el capitán Ricardo Orué, quien nos vinculó con el glaciólogo Sebastián Marinsek, del IAA, quien nos planteó las capacidades que debía tener” el prototipo, recordó.

García detalló que “lo primero fue establecer a qué velocidad iba a operar y sobre qué tipo de superficies lo iba a hacer, después fuimos incorporando las cámaras, los sensores, el brazo manipulador y las herramientas que necesita, de la misma manera que se lo dotó de un sistema de navegación autónoma y de conexión a internet para programarlo de manera remota”.

“Junto al robot se desarrolló un sistema para que además de cargar sus baterías con un enchufe en la Base Marambio, también pueda permanecer sobre el glaciar y recargarse en una plataforma equipada con paneles solares”.

El robot posee dos cámaras, una que puede grabar de forma diurna o nocturna, tanto imagen como audio, mientras se mueve el robot, y también posee movimiento independiente en amplias direcciones.

La segunda, en tanto, está conectada a una red neuronal en desarrollo y a un software mediante el cual podría recibir datos para que la cámara haga búsquedas y, cuando detecte el objetivo cargado, lo filme y/o fotografíe.

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