Mientras la comunidad científica celebra el primer trasplante de un corazón de cerdo a un humano, en Argentina dos equipos de investigación de universidades públicas trabajan en la posibilidad de producir animales genéticamente modificados para que sus órganos puedan ser utilizados para trasplantes a personas. La investigación esta muy avanzada y se espera que los primeros porcinos estén disponibles entre fines de 2022 y mediados de 2023.

La novedosa técnica se llama “xenotrasplante” y en el país desde hace dos años existe una mesa de trabajo coordinada por funcionarios del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, e integrada por representantes de otros organismos, universidades y asociaciones científicas; abocada a la elaboración de un marco regulatorio para esta práctica que tiene delicados ribetes bioéticos y de bioseguridad.

Según datos del Incucai, cada año se realizan en el país un promedio de 1.900 trasplantes y, actualmente son 7.080 las personas en lista de espera. La escasa disponibilidad de órganos viables hace poco factible que todos ellos puedan recibir el trasplante que necesitan.

En este sentido, la biotecnóloga e investigadora del Conicet, Laura Ratner, aseguró a Télam que se trata de “un gran avance que puede revolucionar el mundo de los trasplantes porque se estima que el 85% de las personas en lista de espera no recibe el órgano que necesita”.

Debido a esta escases, los científicos buscan constantemente modos de innovar y dar solución a la gran cantidad de pacientes en espera, así surgió la necesidad de experimentar con órganos de animales.

Los cerdos tienen órganos similares a los de los humanos y si estos pudiesen usarse para trasplantes, podrían salvarse miles de vidas. Esa es la promesa del llamado “xenotlasplante”.

El procedimiento consiste en  implantar células, tejidos u órganos provenientes de un ser vivo de una especie en el organismo de un individuo de otra.

Para el director del área de xenotrasplantes de la Sociedad Argentina de Trasplantes (SAT), investigador y médico cirujano Adrián Abalovich, se trata de un “hito” comparable al de 1967 cuando se logró el primer trasplante de corazón de humano a humano y destacó que “ya se empieza a ver como posible que el día de mañana no haya más pacientes en lista de espera y que cada quien pueda tener el órgano que necesita, proveniente de un animal genéticamente modificado”.

 

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