José Luis Antúnez, presidente de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), la sociedad anónima del Estado a cargo del Complejo Nuclear Atucha y la Central de Embalse, firmó el contrato con autoridades de China para la construcción de la cuarta central nuclear argentina, Atucha III, que estaba paralizado desde el año 2018.

En diálogo con BAE Negocios, Antúnez sostuvo que la energía nuclear representará el 10% de toda la generación eléctrica, tema clave en el proceso de transición hacia la descarbonización planteada para 2050. La construcción de la nueva central permitirá volcar 500 millones de dólares en compras a la industria nacional, con impacto en el sector metalmecánico, eléctrico, la industria química y la construcción. También habrá transferencia de tecnología.

Por otro lado, el titular de NA-SA comentó las adversidades que sufrió el proyecto de Atucha III durante el gobierno de Mauricio Macri, que lo llevó a su paralización total.

“En 2018, la administración Cambiemos decidió cancelar el proyecto de uranio de agua pesada, anularlo para el futuro de la prospectiva del desarrollo nuclear argentino, incluso en contra de lo ellos mismos habían firmado en 2016. Cancelaron el proyecto CANDU, que sería la construcción de un reactor 100 por ciento en Argentina, que también utiliza agua pesada y uranio enriquecido“, explicó.

Ahora, tras la visita del presidente Alberto Fernández al gigante asiático, finalmente se consumó la firma por parte de la empresa nacional y autoridades chinas. Tras la rúbrica, Antúnez explicó las características financieras del proyecto.

“La central Atucha III tiene un costo estimado de 8300 millones de dólares. Desde que se inicie la construcción, habría que esperar 8 años para su terminación. Si tenemos en cuenta que Atucha II nos llevó 20 años, habrá un progreso. Una vez que esté operativa, se aportarán 1200 MW al sistema eléctrico, alcanzando el 10 por ciento de toda la generación de electricidad junto al resto de las centrales“, informó.

Sin embargo, detalló que aún resta negociar cómo será el financiamiento.

“Los proyectos de estas características arrancan con un piso de desembolsos chinos equivalentes al 85 por ciento de toda la obra y el restante 15 por ciento los tendría que poner el país. Vamos a negociar las mejores condiciones posibles. Una vez resuelto esto, completados los estudios ambientales y de licencia social, podría arrancarse con la obra. Esto podría ocurrir dentro de los próximos seis meses”, aseguró el presidente de Nucleoeléctrica Argentina.

Por otro lado, Antúnez destacó la transferencia de tecnología que hará China a la Argentina, dotando al país de la capacidad de fabricar el componente metálico del combustible que se utilizará en la Central Nuclear.

“Nosotros todavía no tenemos la capacidad para producirlo en forma industrial. Este componente metálico es lo que contiene al combustible nuclear. Esto le permitirá a la fábrica de energía nuclear que hay en el país –ubicada en Neuquén – dar un salto en las líneas de producción durante 60 años, que es la vida útil de la central. La firma del contrato de transferencia de tecnología debe darse antes del inicio de las obras“, aseguró.

En esa línea, el titular de la empresa argentina indicó que la integración nacional “surge de la tradición que tenemos de la experiencia que nació con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)”.

“Así fue con las 3 centrales y la ampliación de Embalse. La Argentina cuenta con un cluster de proveedores nacionales e industriales y de la construcción. Si reunimos todas las inversiones, estamos por arriba del 60 por ciento de componentes industriales locales, que abarcan tanto el sector metalmecánico, eléctrico, la industria química y la construcción“, agregó.

Por último, Antúnez se refirió al rol clave que cumple y cumplirá la energía nuclear en los planes de descarbonización que tiene como meta reemplazar el carbón por completo para el año 2050

“La descarbonización es imposible si solo se utiliza la energía hidráulica, solar o eólica. Por eso es indispensable la inclusión de la energía nuclear. La humanidad sigue produciendo el 38 por ciento de la energía con carbón y el resto es gas y algo de combustible líquido. La nuclear es una energía de transición, los compromisos asumidos indican que pueden construirse centrales de este tipo hasta el 2045. También se puede seguir quemando gas para reemplazar el carbón. Pero no se puede instalar nueva potencia alimentada a gas, según los acuerdos internacionales. Es decir, el gas desaparece como hipótesis de crecimiento”, sostuvo.

 

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