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* Por Osvaldo Mondelo
Un pensador ingles (hoy en desgracia), al estudiar la desventura del imperio de Napoleón III, escribió: “La historia se repite a veces como una tragedia y otras, como una comedia”.
Algo de eso ocurre con el periodista, escritor e investigador Osvaldo Bayer en Santa Cruz.
Hace unos años un senador Nacional presentaba un proyecto de ley solicitando la prohibición de pisar suelo patagónico al autor de “Severino Di Giovanni”. A quien, acusada de traidor a la patria por algunos comentarios periodísticos de Osvaldo.
El político de esta bravuconada patriotera era un oscuro legislador santacruceño conocido con el apodo del “comandante”. Años después, la derecha peronista volvió a castigar al escritor. El gobernador Arturo Puricelli veto el proyecto de ley, del diputado provincial del MID, Ramón Granero que proponía que la obra “Los vengadores de la Patagonia trágica” fuera de lectura de interés cultural para los alumnos del colegio secundario. Puricelli coincidía en el oscurantismo con la Dra. Ángela Sureda:” No hay que abrir viejas heridas en la sociedad santacruceña”, argumentaba la exintendente del Proceso. Debieron pasar casi 25 años, para que los estudiantes santacruceños pudieran en el marco áulico descubrir una de las tragedia más dolorosas de la historia argentina: el fusilamiento de obreros rurales por el Ejército Nacional.
Osvaldo como otros la escritores, artistas e intelectuales argentinos padeció la censura, la persecución ideológica, la quema de libros , la cárcel y el exilió en la larga noche de la Dictadura Militar.
Está nueva paparruchada cometida por Vialidad Nacional, es una continuación de las agresiones morales y físicas que padece diariamente nuestra sociedad.
Sería bueno recordar que Bayer no era K. Cuando Osvaldo inicia su investigación, que publica en capítulos en la revista Todo es Historia, Néstor tendría unos 10 años. Tampoco Montonero, con los cuales tenía profundas diferencias ideológicas y metodológicas. Cuenta Osvaldo que no lo dejaban dar clase en la universidad, porque era para los perejiles un “profesor burgués”. Finalmente, Bayer nunca fue peronista del cual siempre fue crítico, pero no gorila. Fue un militante de otro espacio. Luchó siempre por la libertad social, los pueblos originarios. el respeto por el medio ambiente y la vigencia de los derechos humanos.
Por último, deberíamos tener en claro que la escultura no era de un homenaje a un expresidente, a un intendente o aun líder político de turno. Era y es un reconocimiento a un historiador, a un hombre ético. Es cierto que quizás el emplazamiento no era el más oportuno, pero el método de la topadora resulta, en una sociedad aún democrática, trágico y al mismo tiempo grotesco como una comedia irrisoria.
Bayer siempre se opuso al monumentalismo patriótico y sería el primero en decir “no hagan de mi, lo que siempre rechacé”, como el culto al personalismo individual, lo importante es la memoria colectiva y esa no podrá ser destruida por los odiadores de turno.
La verdad histórica al final se impone, nos enseñó.
* Periodista Diplomado. Nota de opinión.
Ilustración: @chelo.candia
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