Boca Juniors se coronó campeón de una nueva edición de la Liga Profesional de Fútbol, luego de empatar 2 a 2 con Independiente en una Bombonera teñida de azul y oro.
El Xeneize dependía de sí mismo para asegurarse el triunfo copero, y a la vez sabía que el resultado en el Cilindro de Avellaneda era clave. Sin embargo, la victoria 2 a 1 de River sobre Racing no le alcanzó a La Academia para luchar por el título.
Una final infartante
El líder Boca Juniors e Independiente empataban 1 a 1 al término del primer tiempo, resultado consagraba campeón al equipo local por la igualdad parcial entre el escolta Racing y River Plate en Avellaneda. Sin embargo, este panorama cambiaría para el ST.
Independiente abrió el marcador del partido en la Bombonera, con un penal de Leandro Fernández a los 34 minutos, pero Boca alcanzó el empate dos minutos más tarde con un desvío de cabeza de Guillermo “Pol” Fernández.
El segundo tiempo en La Boca comenzó con un cambio: afuera Ramírez, adentro Sebastián Villa. Esta rotación sería clave para el Xeneize, ya que el delantero fue el autor del gol que le dio a Boca el suspiro de alivio del 2 a 1.
Fue un golazo de tiro libre, que se clavó en el ángulo izquierdo del arquero del Rojo.
Mientras tanto, en Avellaneda, Racing se ponía al frente en el marcador contra River por un gol de penal, poniéndole condimento a los partidos que se jugaban en paralelo. Ante este resultado, Boca sentía la presión de sostener el 2 arriba, ya que cualquier descuento de Independiente llevaría a los dos punteros a un partido desempate.
Dicho y hecho, el Rojo logró el 2 a 2 con un gol de Javier Vallejo. Frente a esto, lo que sucediera en Avellaneda definía todo.
River empató contra La Academia con un gol de Miguel Borja y Boca ya comenzaba a vislumbrar la copa. El último tanto del delantero riverplatense en el tiempo extra terminó se sentenciar la tarde. Racing se quedaba con las manos vacías.
En La Bombonera explotaban las tribunas, los jugadores estallaban de emoción y la fiesta xeneize volvió a sentirse con un nuevo título pintado de azul y oro, el primero de la mano de Hugo Ibarra.
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