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Por Matías Resano (Crónica)

El tan mentado y esperado segundo semestre del año dejo atrás su primer semana, cuyo rastro radicó en un frío cada vez más crudo, alcanzando temperaturas polares este último fin de semana. Profundizando así las secuelas socioeconómicas del primer semestre, como el crecimiento del desempleo, la caída del comercio y de la industria, y principalmente del poder adquisitivo.

Realidades que se reflejan, con elocuencia, en la calle, en los barrios populares y en los jubilados, asimismo en reflejadas por diferentes sectores productivos, y que resultan muy distantes de los frutos anunciados a comienzos de año por las máximas autoridades.

“No hay muchas opciones más que bancarse este invierno como se puede. La única ventaja ante el frío es que en las casas de mi barrio al ser muy chiquitas, son más cálidas. Además en muchos hogares se comparte la cama entre hermanos. La descripción la brindó Marta, vecina del Barrio 31, en Retiro, en referencia a las formas y mecanismos que emplean ella y sus vecinos para combatir el descenso desenfrenado de la temperatura.

La mujer reconoció que estas épocas del año implican la odisea y el riesgo de calefaccionar la vivienda, dado que la necesidad de contrarrestar el frío choca con recursos cada vez más escasos. Entonces, las familias se ven obligadas a emplear métodos precarios de calentamiento del hogar, o al abrigo disponible, que suele ser insuficiente. Ambos resultan desencadenantes de una economía familiar cada vez más en decadencia y emergencia, según informó la propia vecina al señalar que “la situación es catastrófica, porque muchos vecinos no tienen trabajo registrado, principalmente como vendedores ambulantes. Es muy triste, dado que la unica que queda es trabajar de lo que se pueda, para sobrevivir, incluso haciéndolo en mas horas”.

En este sentido, Martha adjudica el contexto al cual hace mención “a cada una de las decisiones que tomó el presidente (Javier Milei), porque aumentaron los alimentos, el transporte, pagamos una leche 1400 y una trabajadora de hogar cobra 3 mil pesos la hora. La gente trabaja para poder comer una vez al día”.

En relación a este testimonio, Gustavo Guerrini, integrante de “Ollas en la calle”, reconoció que nos aumentaron los costos y la gente, porque muchos comedores cerraron, entonces ahora viene más gente a comer a la plaza. A nosotros nos arruinó, ya no sabemos qué inventar. Ahora apostamos a las redes, a incrementar los seguidores para estar más cerca de conseguir donaciones”. Además, Guerrini reveló que “nuestra polítca era no recibir dinero, pero tuvimos que bajar esa bandera, y ahora sí lo aceptamos”.

La organización que conforma Gustavo entrega raciones de comida a gente en situación de calle desde hace 14 años, en 9 puntos de la localidad bonaerense de San Miguel, finalizando el recorrido en la Plaza Mitre. Allí, aseguró el hombre, “confluye de todo: el que está en la calle, el jubilado, el que tiene casa, el que tiene trabajo”.

En consecuencia, actualmente reparten 150 porciones, una cantidad inmensamente superior a las 30 que entregaban hace dos años. Un incremento desproporcionado que en estos últimos días, con un clima que coquetea con el 0°, se agudiza principalmente en los que viven a la intemperie. Al respecto, desde “Ollas en la calle” precisaron que “ellos se aferran al abrigo que les llevamos: camperas, buzos, gorros y medias. La mayoría se duermen temprano y arrancan ni bien amanece, hay muchos que van a dormir a los trenes del ferrocarril San Martin y viajan de San Miguel a Retiro, entre ida y vuelta son más de 2 hs, y si pueden cuando el tren no circula se quedan a resguardo en alguna estación”.

En tanto, Alberto Rossi, titular del Centro de Jubilados “Nicolás Avellaneda”, dio cuenta del padecimiento invernal de los jubilados, al compartir una experiencia personal. En referencia a ella, relató que “fui a la casa de un amigo, y hacía mucho frío. Entonces le pregunte por qué no prendía la estufa, y me contestó que no podría pagar la factura de gas si lo hacía”. Una resignación económica que también tiene lugar en otros gastos o consumos. Uno de ellos es de vital relevancia y consta en, detalló Alberto, “la medicación. Hay jubilados que tienen la receta pero no van a la farmacia porque prefieren comer. Es una cosa o la otra”. No obstante, muchos ni siquiera pueden elegir y se ven en la necesidad de pedir mercadería en la entidad mencionada. Al respecto, uno de sus directivos expresó que “la gente nos viene a pedir mercadería, nos ruega que la gestionemos, dado que nosotros no repartimos. Esto nunca lo vivimos”.

Diferentes manifestaciones de emergencia, clamor y angustia impulsadas por el derrumbe del poder adquisitivo que se refleja y se desencadena, al mismo tiempo, en la compra de alimentos. Puede dar fe de ello Fernando Savore, Vice presidente de la Federación de Entidades de Autoservicistas, Almaceneros, Supermercadistas y Polirrubros de Buenos Aires, quien manifestó que “siempre les pregunto a mis clientes que porcentaje del sueldo les queda, luego de pagar todos los compromisos, vinculados a servicios, y demás. Me reconocen que les resta un 25 %”. Por lo tanto, “la conducta de compra en los primeros meses es en efectivo, débito o transferencia, y después esperan el cierre de l resumen de la tarjeta, para comprar y poder pagarlo dentro de 30 días”, agregó Savore.

El también Vicepresidente de la Confederación General Almacenera reveló que el descenso precipitoso de las temperaturas tuvo su contrapeso en un nuevo aumento de los valores de las mercaderías en las góndolas. En este sentido, Savore afirmó que “la última semana de Junio, y estos primeros días de Julio venimos recibiendo aumentos en marcas importantes de galletitas y fideos, entre un 5 y 8 %, mientras las cervezas aumentaron en un 10 % y un 12 %. Ya otra reconocida fabricante de galletitas nos ó que en la próxima semana nos aumentarán los costos de sus productos en un 10 %”.

Sin embargo, mientras la suba de precios no se detiene, Juan Ciolli, titular de la Central de Entidades de Empresas Nacionales, reveló que “para el año que viene se proyecta una caída de la industria del 9,8 %, y del comercio 9,1 %. En estos seis meses que pasaron se registró un retroceso superior al 7,5 % de la pandemia, menos en minería y en las petroleras. En ese contexto es muy difícil sostenerse, por eso hay Pymes que adelantan vacaciones, otras que buscan subvenciones o créditos, y algunas que ya están despidiendo empleados, mientras que un 60 % de ellas calculan que no van a poder seguir sosteniendo esta situación tres meses más”. En este aspecto, cabe señalar que la Pequeña y Mediana Empresa constituye el 15 % del total de las empresas nacionales, mientras que las micro empresas el 83 %, y el 2 % las grandes empresas.

Ante este panorama que enfatizan comerciantes y empresarios, Hernán Letcher, titular del Centro de Economía Política, brindó una conclusión sobre este primer semestre, expresando que “hay un planteo del gobierno de resolver con motosierra, que le sirvió para la campaña, y en los primeros meses de gestión. Pero si la gente vive mal en los próximos meses y no hay recuperación del salario, ni de la actividad comercial, entonces la aceptación popular se va acabar”.

Una caída de la actividad económica que camina al mismo tiempo con la caída de las temperaturas de la semana que pasó. Una coincidencia que simultáneamente es una pesadilla para quienes han visto estos seis meses como su bolsillo se achicó más de lo deseado y esperado, y que no les alcanza ni siquiera para calefaccionarse.

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