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Cada 1° de agosto, miles de personas en toda la Argentina —desde Salta hasta la Patagonia— beben en ayunas un trago de caña con ruda, una costumbre que mezcla saberes medicinales, rituales indígenas y cultura popular. ¿De dónde proviene esta práctica? ¿Qué representa la ruda? ¿Por qué debe ser caña? ¿Y cómo llegó esta tradición al sur del país?
Origen ancestral de la caña con ruda: los guaraníes y la sabiduría de la selva
La tradición de beber caña con ruda proviene de los pueblos guaraníes, que habitan desde hace siglos el litoral y el noreste de Sudamérica. Para estas comunidades, la ruda macho era una planta sagrada, utilizada como medicina natural para curar males físicos y como protección espiritual contra las energías negativas, el “mal de ojo” y los malos espíritus.
Este saber ancestral se transmitió oralmente y se fusionó con las prácticas traídas por los colonizadores, como el uso del alcohol destilado. Así nació el ritual de la caña con ruda como lo conocemos hoy: un acto de prevención, agradecimiento y defensa frente a los males del invierno.
¿Por qué se toma el 1° de agosto la caña con ruda?
Agosto era considerado por los pueblos originarios como el mes más difícil del año. Se producían muertes de animales, enfermedades respiratorias, sequías, fríos intensos. Por eso se realizaban ofrendas a la Pachamama y se fortalecían los rituales protectores.
En ese contexto, beber caña con ruda en ayunas el primer día del mes se convirtió en una forma de “espantar los males del invierno”. La tradición indica que debe hacerse con respeto, pidiendo salud y protección para los meses venideros.
1° de agosto: ¿Por qué tiene que ser con caña?
La caña blanca —aguardiente elaborado a partir de caña de azúcar o cereales— fue introducida por los españoles en América. En la medicina popular rural, la caña funciona como macerador natural: extrae y conserva las propiedades de las hierbas, potenciando su efecto.
La elección no es casual:
- “Calienta” el cuerpo, ideal para los meses fríos.
- Tiene función antiséptica y digestiva.
- Representa lo criollo, lo accesible y lo popular frente a otras bebidas europeas.
Aunque algunas personas usan reemplazos como grapa o vodka, los más tradicionales insisten en que si no es caña, no es lo mismo.
¿Cuándo y cómo se prepara la caña con ruda?
Muchos preparan la caña con ruda a partir del 26 de julio, día de Santa Ana, para que tenga tiempo de macerarse antes del 1° de agosto. Otros cosechan la ruda el 24 de junio, día de San Juan, cuando se cree que su energía está más fuerte.
El proceso es simple: Se colocan hojas (y a veces tallos) de ruda macho en una botella de caña. Se deja reposar al menos una semana en lugar oscuro y el 1º de agosto se toma en ayunas, con tres sorbos o un solo trago, según la costumbre.
¿Cuánto cuesta la caña con ruda en la actualidad?
Con la llegada de agosto, también aumenta la demanda y el valor de la caña blanca y las botellas ya preparadas con ruda, especialmente en ferias, almacenes naturales y pequeños comercios de la Patagonia.
Una botella de caña blanca tradicional (sin ruda) puede conseguirse desde los $5.000 pesos argentinos, siendo una de las bebidas blancas más económicas del mercado actual.
En cambio, la preparación ya macerada con ruda macho, lista para el ritual del 1° de agosto, se comercializa desde los $7.000 hasta los $9.000 pesos, dependiendo de la presentación, la variedad de ruda utilizada y si incluye algún agregado como etiqueta artesanal, frascos decorativos o fórmulas digestivas.
En ferias barriales o comunitarias, el precio puede variar: algunas personas venden botellitas fraccionadas de 100 o 200 ml desde $1.500 a $3.000, lo que permite acceder a la tradición sin gastar en una botella entera.
En supermercados de grandes cadenas, no siempre se consigue caña blanca, por lo que muchos acuden a almacenes regionales, distribuidoras de bebidas o vendedores particulares.
En el sur, también es gesto solidario
En localidades como Comodoro Rivadavia, Las Heras o Caleta Olivia, la tradición de la caña con ruda también se comparte gratuitamente entre vecinos, en centros culturales o radios comunitarias, como parte de un gesto colectivo de protección y encuentro.
Así, más allá de su precio, la caña con ruda se sostiene como un acto simbólico de fe popular que —aun en tiempos difíciles— sigue siendo accesible, compartido y vivo.
Frases que resumen la tradición
La costumbre se transmite con refranes, dichos y frases populares que refuerzan su sentido:
- “Agosto, por las dudas: caña con ruda.”
- “Donde entra la ruda, no entra el mal.”
- “Para espantar los males, un trago en ayunas.”
Ruda: la planta que cruzó el océano y enraizó en la sabiduría americana
La ruda (Ruta graveolens) no es originaria de América. Llegó desde el Mediterráneo europeo, donde era utilizada por griegos y romanos como planta medicinal y mágica. Durante la colonización, fue introducida en América y rápidamente adoptada por los pueblos indígenas, que la integraron a sus propios rituales de protección y sanación.
Hoy la ruda crece en jardines y patios de todo el continente, desde Jujuy hasta la Patagonia, y se distingue: ruda macho, de hojas grandes, más potente y ruda hembra, de hojas pequeñas, más suave. En la medicina popular, se usa para calmar dolores estomacales, aliviar cólicos, repeler insectos y como planta protectora espiritual, en baños, limpias, sahumerios y maceraciones.
De los cerros al viento: cómo llegó la caña con ruda al sur argentino
Aunque nació en el norte, la caña con ruda encontró tierra fértil en la Patagonia gracias a las migraciones internas del siglo XX. Familias provenientes del norte argentino y Paraguay llegaron a ciudades como Comodoro Rivadavia, Caleta Olivia, Las Heras, Pico Truncado y Río Gallegos, llevando consigo sus costumbres espirituales y remedios naturales.
Durante décadas, la práctica se mantuvo en el ámbito familiar, con abuelas preparando la caña cada julio y pasándola en secreto entre generaciones. En los últimos años, con el auge del interés por lo ancestral, la caña con ruda se volvió colectiva:
- Se comparte en ferias culturales, escuelas rurales y eventos comunitarios.
- Se vende lista en comercios locales.
- Se multiplica en redes con frases como “Agosto por las dudas”.
La ruda también crece en macetas patagónicas, resguardada del viento, custodiando entradas de hogares y usándose en rituales de limpieza energética.
Así, la caña con ruda se convirtió en una expresión de identidad mestiza, que une el legado indígena con la experiencia obrera y rural del sur. Cada 1° de agosto, un simple trago sigue uniendo memorias del norte con los vientos del sur.
Un ritual que atraviesa generaciones
Hoy, la caña con ruda no es solo una bebida. Es un gesto de memoria, cuidado y fe. Para algunos, representa la herencia de sus abuelos; para otros, una forma de reconectar con lo natural. Pero en todos los casos, es un acto de respeto hacia lo que no se ve, hacia la Tierra, hacia la vida. El 1° de agosto, ese pequeño trago amargo se vuelve símbolo de esperanza.
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