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El daguerrotipo, la primera fotografía
Antes de la fotografía, los retratos eran obra exclusiva de los pintores. Eso cambió con Louis Jacques Mandé Daguerre, quien perfeccionó un dispositivo capaz de fijar una imagen sobre una placa sensible mediante procesos químicos. El 19 de agosto de 1839, en París, presentó oficialmente el daguerrotipo, fecha que hoy se celebra como el Día Mundial de la Fotografía.
El daguerrotipo reproducía la imagen con gran fidelidad, como un espejo. Sin embargo, exigía largos minutos de exposición, era costoso y solo producía un ejemplar irrepetible.
El rostro del Libertador
En aquellos años, José de San Martín residía en París durante el invierno y en su finca de Grand Bourg en los meses cálidos. Su hija Mercedes, casada con Mariano Balcarce desde 1832, lo había convertido en un abuelo cercano de dos niñas: Mercedes y Josefa.
El Libertador había sido retratado en numerosas pinturas, todas muy diferentes según el estilo de cada artista. Esto planteaba una incógnita: ¿cuál era el verdadero rostro de San Martín?
La respuesta llegó en 1848, cuando, a pedido de su hija, San Martín posó en París para dos daguerrotipos, apenas dos años antes de su muerte. En esas imágenes, una de las cuales conserva el Museo Histórico Nacional, se lo ve cansado, obligado a permanecer inmóvil varios minutos con la ayuda de un “sujeta-cabezas”. Pero también se percibe en su mirada la huella de toda una vida de lucha, sus valores y su legado.
Museo Histórico Nacional y Parque Lezama
El Museo Histórico Nacional, ubicado en el tradicional Parque Lezama de Buenos Aires, custodia este daguerrotipo junto a objetos esenciales de la memoria argentina: el sable corvo, óleos de campañas, mobiliario de su casa en Boulogne Sur Mer y una colección de 103 daguerrotipos.
El edificio fue originalmente la residencia del comerciante salteño José Gregorio Lezama, construida en 1857 con estilo italianizante. Su jardín, con más de sesenta especies exóticas como magnolias, camelias y arrayanes, aún conserva parte de la impronta original.
Conmemorar cada 17 de agosto, fecha del fallecimiento de San Martín, es también una oportunidad para reencontrarse con su imagen más real, la que la fotografía nos legó en París, en un instante de quietud que se volvió eterno.
Crédito: Material escrito y fotográfico cedido por Mónica Mienvelle, licenciada en Turismo, para La Opinión Austral
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