Como era de esperarse, el título principal de los diarios del sábado fue la aprobación en general del proyecto de ley ómnibus –“Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos”, prefiere llamarla el Gobierno-, tras agotadores tres días de deliberaciones en la Cámara de Diputados.
Una victoria de Javier Milei, que solo cuenta con 38 diputados propios. ¿Triunfo? El debate planteado, pese al optimista mensaje presidencial tras la votación, es si el Gobierno salió fortalecido o debilitado por el ocurrido en el Congreso.
Veremos.
Entre el decreto de necesidad y urgencia (DNU) y la llamada ley “Bases”, el Gobierno presentó al Congreso un total de 1.030 artículos, más varios anexos.
El DNU completo de Javier Milei tiene 366 artículos para realizar una profunda desregulación de la economía argentina.
La ley ómnibus, con 664 artículos más anexos, plantea cambios de los más variados, desde lo previsional a lo tributario, con delegaciones legislativas al Poder Ejecutivo prácticamente por los cuatro años de mandato de Milei.
Pero del DNU, activo mientras las dos cámaras del Congreso lo rechacen, la Justicia borró de un plumazo toda la reforma laboral, una de las secciones más importantes. Y ahora las distintas presentaciones en Tribunales apuntan a la decisión final de la Corte Suprema que, de acuerdo a los antecedentes, muchos juristas estiman que puede declarar su inconstitucionalidad.
En cuanto a la ley “Bases”, al llevarla al Congreso el Gobierno anunció dos objetivos: que se sancionaba antes del 31 de enero y que no se iban a negociar cambios. Ninguno se concretó.
Recién el martes 6 de febrero comenzará una ardua discusión en particular en Diputados y es incierto el momento en que llegará al recinto del Senado.
Del “nada se negocia, solo se aceptan sugerencias para mejorarla”, se pasó a una negociación abierta con gobernadores y diputados “amigos”, que tuvo marchas y contramarchas, por la que terminaron varios artículos en el camino y solo se discutirán 384.
El baño de realidad política que llevó a Milei a la mesa de negociación con la casta legislativa, hizo que la amenaza de un plebiscito también quedara en el camino. Una posible derrota presidencial iba a afectar la gobernabilidad a poco de comenzar el mandato.
Si la aprobación en general del proyecto de ley nos muestra un vaso medio lleno o medio vacío lo terminará de decidir lo que ocurra a partir del martes con la discusión artículo por artículo. Si no hay una exitosa negociación previa, algunos gobernadores amenazan con llevar a la votación la coparticipación del impuesto País. Y dicen que, con el apoyo del peronismo, tendría los números para aprobarla. Si esto ocurre afectaría también el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que pidió terminar con ese impuesto, algo difícil de llevar adelante si finalmente se coparticipa con las provincias.
Los bloques aliados ya habrían acordado el capítulo de privatizaciones y el de las facultades delegadas, con la disminución en el tiempo y en las áreas de influencia.
A esta altura, todos los acuerdos parecen frágiles en el medio de una desconfianza de los dos sectores. Esto se pudo ver en algunas torpezas en el proceso de negociación así como la falta de autoridad de los principales negociadores. A tal punto que todo empezó a destrabarse con la llegada a escena de Karina Milei, la única persona que tiene la confianza absoluta del Presidente.
Esta crisis de representación y de liderazgos no solo se notó en el Gobierno, también se vio a las claras en los distintos sectores de la oposición.
Con la caída de Juntos por el Cambio, los radicales entraron en una crisis de identidad y liderazgos que hoy dista mucho de resolverse. Esto pudo verse claramente durante el debate en el Congreso: el fuerte discurso opositor de Facundo Manes no tuvo nada que ver con el del jefe del bloque, el cordobés Rodrigo de Loredo. Además, mientras hubo silencio sobre el tema en el recinto, el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical repudió la detención de mujeres radicales que estaban cantando el himno en las afueras del Congreso.
En el Pro la situación es algo más clara, con un apoyo total al gobierno y a su proyecto de ley. El enfrentamiento está más arriba, con Mauricio Macri que quiere volver a presidir el partido, y Patricia Bullrich, quien como ministra de Milei está ganando protagonismo de la mano de la represión de las marchas opositoras.
Si el proyecto “Bases” logra pasar Diputados, su paso por el Senado no será sencillo. La vicepresidenta y titular de la Cámara, Victoria Villarruel, les dijo a los senadores “amigos” que no va a forzar un trámite relámpago de la norma y que se discutirá todo lo que se deba. Port esto, se da por descontado una prórroga de las sesiones extraordinarias hasta fin de mes.
Javier Milei comienza esta semana una importante gira por Israel e Italia, donde el lunes 12 se encontrará personalmente con el papa Francisco. Seguirá las discusiones en el Congreso a distancia, lo que complicará más la negociación.
Y al margen de lo que ocurre en el Poder Legislativo está la gente que soporta una suba de precios y una depreciación de sus ingresos terrible. Sangre, sudor y lágrimas en su máxima expresión. En el Gobierno miran con preocupación el mes de marzo, con aumentos en la salud, educación, transporte y tarifas. Todo caerá sobre bolsillos flacos.
En un reportaje a un medio extranjero, Milei reconoció que las mejoras en la economía podrán verse recién en dos años, pero que la gente no aguanta más de uno en esta situación. ¿Y entonces?
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