El viernes 7 de abril, en plena Semana Santa, en el programa de Jorge Lanata por Radio Mitre, hubo un invitado especial: el productor, escritor y periodista Gustavo Barco. Con sus 52 años y toda una trayectoria en TN, Canal 13 y PPT, “argentino, de padres bolivianos”, fue a presentar su libro La perrera, una edición de 11 cuentos donde relata su historia, la de su familia y la vida en la Villa Ex Doce o Ex Villa Piolín, durante los años 70 y 80. Escribió desde las vísceras, según Flavia Pitella. “La villa contada desde un nene, desde su niñez hasta su adultez”, como lo definió Lanata. Durante el reportaje, entre tantas preguntas de los columnistas hubo una que me llamó la atención.

Jesica Bossi: ¿Cuándo empezaste a escribir? Porque decías que en tu casa tenías La Biblia y Platero y yo. ¿Cómo fue tu relación con la escritura y la lectura?

Gustavo Barco: ¿Sabés qué hacía Jorge? Me mandaban a comprar huevos y me acuerdo que en esa época muchos se envolvían en Crónica. Se envolvían en Crónica, Clarín no tanto. Se envolvían en Crónica y, claro, era la oportunidad que yo tenía de ‘leer los huevos, las páginas’… A veces lo que hacía, a Doña Elsa, me acuerdo, le pedía: “¿Me los puede envolver en esta parte de espectáculos?” o “En esta parte de deportes”.

El periodista Gustavo Barco confesó en el programa de Lanata que su pasión por la lectura y escritura empezó con Crónica. “Leía las páginas de espectáculos y deportes cuando Doña Elsa me envolvía los huevos”.

 

En el año que el diario Crónica celebra su 60 aniversario y Crónica HD va rumbo a los 30 años, el 28 de junio se cumplieron cuatro de la muerte de su creador, Héctor Ricardo García.

Esta anécdota, que puede parecer sencilla, contada desde el corazón y la emoción, pone en relieve la magnitud de la creación de una marca, que sigue vigente, grabada a fuego en la gente.

Héctor Ricardo García dejó una huella indeleble en el periodismo y en la forma de hacerlo.

Héctor Ricardo García con la cámara fotografica de 120 mm que llevó a Malvinas.

En el Cementerio de la Chacarita, Galería 18, nicho 32257, hay una placa. La soledad del pasillo no revela toda la grandeza que hay en las letras. En cada uno de los que lo conocieron, lo conocimos, los que trabajamos con él y los que escucharon hablar de “García”, se agiganta su figura. Tuvo una visión y creatividad únicas. El rojo Crónica – cada vez más usado en todos los medios – a las placas y títulos más creativos, siguen alimentado minuto a minuto, día a día, la vida cotidiana expuesta en la gráfica, la tevé, la radio y las redes.

Crónica y García, tuvieron una simbiosis inalterable. Hoy, con el paso del tiempo, se sigue ese legado en todas las multiplataformas.

Hace cuatro años dijimos que la placa roja estaba de luto y que hasta a la tapa más icónica del diario “se le piantó un lagrimón”.

Cuando auguran desde hace años que en el mundo “el papel se muere”, la marca Crónica sigue inalterable con su reconversión. Cada día, cada tapa, es un sello impreso con estilo propio. Única.

Y hoy, vale recordar una de sus hazañas y coberturas periodísticas de la que se habló en todo el mundo.

La tapa del diario Crónica del 28 de noviembre de 1968 cuando fue por segunda vez a Malvinas.

El 27 de noviembre de 1968, a las 13.43 partió desde el aeropuerto de Río Gallegos el bimotor matrícula LV JGE del diario Crónica rumbo a las Islas Malvinas, según anunció su piloto, Miguel Fitzgerald, desde la misma máquina: viajaba con el periodista Héctor Ricardo Garcia. Adaptaron el avión y sumaron bidones de combustibles extras. Objetivo del viaje: asistir a la anunciada asamblea popular que presidiría el enviado de su “Graciosa Majestad” (sic), la Reina Isabel, lord Chalfont y que quería conocer la opinión de los habitantes de las usurpadas islas sobre las gestiones de Argentina para su entrega.

García bajó del helicóptero de la royal Navy, cuando fue demorado en Malvinas.

Tanto Fitzgerald como García viajaron sólo con cédula de identidad argentina y no sabían exactamente el lugar en que descenderían en Puerto Stanley, ya que allí no hay pista de aterrizaje. Según el piloto, “intentarían el descenso en la pista de carreras cuadreras”, donde aterrizó hace dos años el secuestrado DC 6 de Aerolíneas Argentinas, en el conocido Operativo Cóndor, donde García también fue protagonista.

Ni bien la población local conoció la noticia de que un avión había despegado, centenares de personas llamaron telefónicamente a la torre de control, así como también a la emisora local, LU12 AM680 de Río Gallegos, que difundió inmediatamente la noticia.

Héctor Ricardo García y el piloto Miguel Fitzgerald junto al periodista Alfredo Serra, otro protagonista de la historia.

Las agencias de noticias revelaron que “en una de sus pasadas fue posible ver la palabra “Crónica” pintada en la parte inferior de las alas” y que los periodistas argentinos estaban desarmados. “Un avión que conducía a dos periodistas argentinos se estrelló en un áspero camino que se halla al Sur de esta ciudad. Treinta infantes de marina británicos, con asiento en las Islas Malvinas, se trasladaron inmediatamente al lugar”.

Héctor Ricardo García y el piloto Miguel Fitzgerald leyendo Crónica con su hazaña.

En la edición del diario Crónica del 28 de noviembre de 1968, cuando Héctor Ricardo García realizó su segundo viaje a las Islas Malvinas, en la tapa apareció el siguiente editorial: “Por qué. Ojos y oídos de Crónica han estado siempre en donde se ha producido la noticia. No nos han contenido la distancia ni el sacrificio para cubrirla si el interés de los lectores reclamaba ese esfuerzo. En las islas Malvinas se están viviendo días decisivos para pues, su destino con la presencia de un ministro inglés, lord Chalfont, Héctor Ricardo García, siguiendo la línea de Crónica, representada por una invencible pasión por la noticia, que es su razón de ser, asumió la responsabilidad de registrar para nuestro diario las imágenes gráficas y las palabras de los isleños en este momento histórico. Inclusive llevaba la misión de lograr una entrevista con el ministro británico. El avión de Crónica se estrelló cerca de Puerto Stanley. Felizmente, todos están ilesos. Y Crónica sigue allí. Los ocupantes del avión fueron remitidos a la Oficina Colonial para interrogarlos. Quizá a las autoridades coloniales les parezca extraño un vuelo tan arriesgado con el único fin de recoger una noticia en su fuente. A nosotros, no. El periodismo también es abnegación.”

El bimotor matrícula LV JGE fue devuelto unos meses después. Histórica aventura periodística de Héctor Ricardo García.

En sus oficinas de la calle Riobamba 280, en la Capital Federal, donde funcionó durante años Crónica TV, García había enmarcado varias fotos. Una de ellas, cuando él estaba bajando del helicóptero de la Royal Navy. Ese día lo habían “retenido” y secuestrado la cámara de fotos, una filmadora de 16mm y un Rólex. Y mostraba orgulloso el registro oficial de ese momento. El avión le fue devuelto tiempo después. Y un dato para destacar: llevó a Malvinas los equipos para hacer fotos y video. Como hoy, como siempre: si hay foto hay video.

La orden de la Policía de las Islas.

A García le dijeron desde genio hasta loco. Fue de vanguardia, apasionado y pensaba en el más allá. Como en el fútbol, jugaba contra el “orsai”, “un adelantado” que se cansó de hacer goles y los festejaba en letras de molde.

Ayer, como hoy, no habría VAR que se los impidiera. Transgresor por naturaleza, está siempre presente.

Héctor Ricardo García, inolvidable por su invencible pasión por la noticia.

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