En 1982, Jorge Amendolaro tenía 23 años y estaba en Malvinas; Mónica Wallace, tenía 17 y era alumna del Liceo Nacional de Señoritas en Mendoza.
Un día su curso estaba en hora libre y llegó la jefa de preceptoras que encontró a Mónica dando un recital de Sandro, y como penitencia puso a un grupo a tejer y a otro a escribir cartas.
“Me dio vergüenza porque estaba dando un recital mientras los chicos un poquito mayor que yo se estaban matando en el sur, en ese momento tomé conciencia”, recuerda en diálogo con La Opinión Austral. Fue así que escribió la carta “me imaginaba un chico solo y asustado, alguien que necesitaba que lo abrazaran. Con la carta intenté abrazar a ese soldado desconocido”.
En los primeros años del nuevo milenio, Jorge y Mónica se conocieron en Buenos Aires
En ese momento, cuenta Jorge, quien se encontraba en Comunicaciones, a LOA, “estábamos en pleno conflicto y no llegaban cartas. Una vez se fue a Puerto Argentino que estaba siendo bombardeado y se encontró un bolsón de cartas y las trajeron, agarré cuatro y las contesté. Estábamos medio bajoneados y entre tanta tristeza sirvió para tener una alegría que encontré en las líneas de Mónica”.

Mónica y Jorge. FOTO: DIARIO CRÓNICA
Cuando la carta de respuesta llegó al colegio, el rector le pidió a la alumna pasar al frente para que la lea frente a todos.
Los años pasaron y por décadas la duda la acompañó: ¿había podido regresar el soldado Amendolaro?
En los primeros años confirmó que al menos no estaba en la nómina de caídos. Tiempo después, a través de Internet y correos electrónicos pudo dar con un teléfono. Ella no se animó a llamar, así que finalmente alguien lo hizo por ella y esta vez sí, era Jorge Amendolaro.
Jorge Amendolaro, hoy con 63 años.
Días después más calmada, Mónica lo llamó y conversó con él. Por residir en diferentes provincias, el encuentro en persona tardó, pero finalmente un día en un café de Corrientes y Gascón pudieron coincidir y encontrarse.
“Fue emocionante, extraño, uno ya sabía mucho del otro, vernos personalmente fue una sorpresa, se vivió con alegría y emoción”, contó el veterano.
Hoy, Jorge vive en Córdoba y Mónica en Buenos Aires. La guerra que cambió la historia argentina, también les permitió construir ese lazo afectivo.
Mónica Wallace, hoy con 57 años.
“Malvinas me regaló un amigo, un hermano, un ser maravilloso que estuvo en los momentos más difíciles y más felices de mi vida desde que lo reencontré”, dice Mónica mientras Jorge valora que, “cerrar el círculo es bueno para todo y eso fue cerrar un círculo. Tener una continuidad en el tiempo con la amistad que formamos con Mónica, si bien siempre estamos en ciudades diferentes es una experiencia que me hace bien, me reconforta, saco algo positivo de todo lo que significa la guerra”.

FOTO: DIARIO CRÓNICA
Para finalizar, Mónica recordó emocionada: “Jorge fue quien respondió, pero inicialmente escribí la carta para el soldado desconocido, eran todos, siempre sentí que mi carta fue para todos. Me encantaría ir a Malvinas, hacer una meditación, llevarles una flor e ir a terminar de cerrar ese abrazo, ojalá en algún momento lo pueda hacer”.
La carta completa de Jorge a Mónica:
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