Café por medio, un analista político de vasta experiencia le pintaba el siguiente panorama a quien escribe estas líneas: “Un triunfo de Javier Milei traerá una gran dosis de imprevisibilidad y será un peligro a dos puntas. Porque va a ser un peligro si gana y hace lo que prometió en campaña, forzar despidos a granel y una dolarización imposible. Y también será un peligro si llega al poder y no puede hacer lo que quiere ¿Qué pasará entonces? ¿Está en condiciones emocionales de soportar esas limitaciones? ¿Qué harán muchos de los que lo votan esperando un cambio milagroso y se encuentran con más de lo mismo? Muy imprevisible todo”.

A seis semanas de las elecciones, la posibilidad de una victoria de Javier Milei que lo deposite en la Casa Rosada -en primera vuelta o en un balotaje-, es algo muy concreto. ¿Esto pone al país cerca de un abismo?

Los analistas y encuestadores se muestran cautos. Es difícil y requiere de mucha precaución anticipar resultados electorales con una sociedad agobiada, con falta de horizontes y un descontento colectivo que la dirigencia política tradicional pagó en las urnas en las últimas PASO.

Milei asoma como la gran sorpresa y el personaje que canalizó el descontento con la política tradicional que nació en el “que se vayan todos” del 2001. Y le propone a sus seguidores un combo de medidas fuertes y rupturistas. Es cierto que tras las PASO el libertario le puso paños fríos a algunas de ellas, como la venta de órganos, las “armas para todos”, una educación manejada con vouchers y la salud pública arancelada, pero en sus votantes sigue con fuerza la idea de la dolarización aunque en las cercanías de Milei ya la relativizan.

Vamos a ganar en dólares”, se esperanzan algunos jóvenes votantes del libertario. “Es impracticable” define la amplia mayoría de los economistas.

¿Milei puede convertirse en un nuevo Carlos Menem? Esto significaría aceptar sus limitaciones al llegar al poder y manejar las reformas de fondo propuestas con un freno de mano. Por lo pronto ya está rodeado de ex funcionarios de Domingo Cavallo y ha mantenido acercamientos con dirigentes gremiales que acompañaron abiertamente al riojano como Luis Barrionuevo, quien pronostica un impactante triunfo libertario. Milei dialoga con verdaderos representantes de la “casta sindical”, como Gerardo Martínez y Armando Cavalieri.

La ruptura que plantea Milei no podrá tomar forma sin una negociación, en el Congreso y en “las calles”, con la casta política y sindical. La reducción drástica del gasto público significará reducción de jubilaciones y empleados públicos, además de quitarles fondos a las provincias. Reemplazar las indemnizaciones laborales con un extraño y desconocido fondo sin duda va a desproteger a los trabajadores.

¿Qué pasará entonces si Milei defrauda a sus votantes que alientan el sueño de vivir mejor de manera rápida? La experiencia argentina demuestra que la sociedad no se caracteriza por la paciencia. La idea de que esperen “quince años” para ver resultados de reformas de “segunda y tercera generación”, como propone Milei, suena inviable.

Allí está lo imprevisible y peligroso.

Las últimas alertas no llegan desde la izquierda, el comunismo, el kirchnerismo o del propio “maligno” que está en el Vaticano, como señala Milei. No, podría decirse que se trata de fuego amigo.

En Nueva York, los financistas Darío Epstein y Juan Nápoli se reunieron con cerca de 40 banqueros y el mensaje de los ejecutivos de Wall Street no dejó margen para dudas: “Para Argentina no hay un sol fue muy duro: “No hay dólares para la Argentina”. Es decir, no habrá fondos que lleguen del exterior para llevar adelante la dolarización. Tampoco creen en la ingeniería financiera que propone Milei con activos del Banco Central para hacerse de miles de millones de dólares.

Milei es un peligro para la democracia argentina”, fue la crítica lapidaria que se le hizo desde el corazón mismo de la prensa pro-mercado, la revista británica “The Economist”.

Juan Napoli y Darío Epstein, asesores económicos de Javier Milei.

Entre otros cuestionamientos, en su editorial ve al libertario como “intemperante, imprudente y extravagante: poco en Milei sugiere que sea el salvador que la Argentina necesita“. Agrega que “sus políticas están mal pensadas, le costaría gobernar por estar lejos de lograr consensos. Y algunos argentinos se preocupan con que se pueda volver autoritario”.

Las dos palabras que están rodeando a Javier Milei a medida que se acerca a las elecciones presidenciales son “imprevisible” y “peligroso”. ¿Qué efecto tendrán en sus votantes? Esta es la gran pregunta de cara al 22 de octubre. ¿Qué ocurrirá en los dos debates entre los candidatos presidenciales que se vienen? Hay mucha expectativa puesta en ambas discusiones públicas entre los candidatos. Mientras tanto, la sociedad define su voto navegando entre propuestas reales e irreales y la esperanza de una vida mejor. Ojalá esto último pueda concretarse.

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