Dos palabras. Impacto. A las 8:31 del sábado 29 de julio, el mensaje de Whatsapp anunciaba:            

Costi, Constancio Vigil (h) lo anunciaba a sus amigos.

Un avión. Vuelo de Montevideo a Miami. Muerte en el aire. Y el sueño de ir a ver a Lionel Messi. El encuentro, acordado con Jorge, el padre. Estaba feliz. Pleno. Era lo más importante en su vida.

Constancio Vigil tenía 86 años. Empresario periodístico. Sinónimo de éxitos editoriales y televisivos, hombre de negocios. Uno de los más influyentes del país. Y fue propietario de Editorial Atlántida, Telefé y Radio Continental.

La camisa arremangada. Bronceado. Zapatos impecables. Voz grave. Hablaba con la mirada y el movimiento de sus brazos. Sonrisa blanca, única. Líder.

“Llegó Constancio”. Su perfume impregnaba el ascensor y su paso por las oficinas en Azopardo 579, Editorial Atlántida.

Constancio Vigil fue un empresario que le puso su impronta y su estilo a todo. Como su primo Anibal, otro emblema clave de Editorial Atlántida, era el referente ineludible de las revistas El Gráfico y Billiken. Luego de la muerte de Anibal, abordó GENTE y Para Ti. Y fue protagonista de llevar adelante Telefe, un máquina de éxitos durante años y que aún hoy se mantiene vigente como líder.

Constancio sigue vivo en cada una de las anécdotas y gestos. Las reuniones con él eran concisas, directas. “A los bifes”. Con su block de hojas amarillas troqueladas era letal. Y su lapicera de pluma, aún más. Anotaba todo, tomaba examen a cada responsable. A los días, había que rendir cuentas. Cumplido el objetivo, ese papel se transformaba en un bollo. A la basura. No había “medias tintas” ni “me dijeron que…“ o “no es así”. Tenía certezas en la conducción.

Disfrutaba de su River y le apasionaba volver de la cancha e ir a la redacción de El Gráfico durante los cierres de los domingos. Quería saber qué tapa iba. Desde siempre, con los distintos directores,  desde  Carlos Fontanarrosa, Héctor Vega Onesime, Ernesto Cherquis Bialo a Aldo Proietto. Y con la asistencia y hombre de confianza plena como siempre lo fue, el inolvidable Osvaldo Ricardo Orcasitas (O.R.O, según firmaba su notas sobre básquet).

Gran admirador de Victor Hugo Morales, con quien tuvo una gran amistad, y de los grandes deportistas. Tuvo fotos con los más grandes. Fue un emblema del poder y el deporte desde El Gráfico para América y el mundo. Disfrutó del mejor Maradona y de Pelé. De Reutemann y de Vilas. Fangio y Monzón. Amaba a la Selección Argentina. Y hasta fue protagonista, casi en el final de la película Héroes, con el Mundial 86.

Costi se emociona al recordarlo: “Vio jugar a Di Stéfano, vio jugar a La Máquina de River. Su padre, mi abuelo Carlos, lo llevaba al Monumental. Y empezó cubriendo boxeo en La Nación con Luis Federico Thompson, que era su ídolo. Y el recuerdo de Tito Lectoure cuando estaba en el Luna Park. Una locura. ¡Mi viejo, en el deporte, vio todo! Y ahora se iba a encontrar con Messi”.

Desde la revista La Chacra, con César Carman a la cabeza, y en Billiken, con Carlos Silveyra, lideró todos los segmentos con las marcas más prestigiosas en su rubro.

Siempre tuvo la inquietud por el taller de impresión, pero estaba tranquilo por la gestión de Jorge Terra. Como con la administración, con Carlos Aller Atucha.

La televisión también fue su gran pasión. Y como lo hizo en la década del 70 con Canal 13, por poco tiempo, luego en Telefe aplicó la fórmula Atlántida.

Tuvo en Víctor González, un aliado estratégico. Anibal Vigil lo había llevado  de Atlántida a Telefe. Y junto a Gustavo Yankelevich, único e intuitivo, armaron un equipo de conducción imbatible. Y supieron rodearse de los mejores, siempre.

Las reuniones de los martes en Pavón 2444, con los gerentes de todas las áreas y la agencia de  publicidad de David Ratto, siempre fue un aprendizaje. Todos tenían que saber todo. Planificar cómo instalarse y ratificar el liderazgo con avisos creativos en los diarios, radios y en la pantalla por la rivalidad con Canal 13, fueron  memorables. Telefe había acuñado el “Juntos”, Canal 13 salió con “Estar juntos es muy bueno”. Y Telefe respondió, “Juntos, es mejor”.   Participaban, entre otros, Jorge Gonzalez Roulet, el ingeniero Eduardo González, Francisco Carreras, Silvia Tacca.

Con Yankelevich y González, crearon RGB, la productora de contenidos, después que Vigil vendió a Telefónica en el 2000.

Aún hoy, Telefé mantiene vivo ese “espíritu Yankelevich”, ahora también con la exitosa conducción de Darío Turovelzky.

Vigil fue el líder de esa empresa, promotora de generar esa magia y emocionar, en un canal que arrasaba con Tinelli, Susana y Francella, los noticieros y los grandes show musicales y coberturas. Los tiempos y las audiencias cambiaron, pero sigue intacto el liderazgo.

Apasionado por saber quienes eran los lectores o quienes miraban la televisión, no dudó en apoyar las famosas fiestas de los fuegos artificiales y la TeleFiesta que organizaba Telefe.

Cuando en el Hipódromo de Palermo se hizo a fin de año una ceremonia gratuita de fuegos, quiso escuchar el argumento de por qué era importante y relevante. David Ratto, el publicista creativo y con un olfato único para “vender” Telefe, le respondió:

  • Le quiero ver la cara y los ojos a quienes nos ven.

Muchos recordarán que la avenida Libertador estuvo cortada durante horas y horas y el Hipódromo fue una explosión de júbilo y alegría, además con el desfile de todas las estrellas por la pista central.

La oficina del tercer piso de Editorial Atlántida, donde estaba la de su director, Jorge de Luján Gutiérrez, fue el centro de grandes reuniones y desafíos, junto a Ana D’ Onofrio, Gabriela Cociffi, Norberto Angeletti, Gerardo Heidel y Juan Carlos Porras. Durante el gobierno de Carlos Menem y con Carlos Grosso como intendente de la Capital Federal, se anunció el uso que se le iba a dar a los terrenos, lo que hoy se conoce como Puerto Madero. “¿Se imaginan cruzar enfrente e ir a comer a un restaurante? Me dijeron que habrá oficinas, departamentos…” Constancio estaba sorprendido porque desde ese ventanal se veían blocks de ladrillos colorados, edificios destruidos. Sólo quedaba la imaginación y creer.

Sabía escuchar y le gustaba saber los detalles finos de los temas y si había algo “de color”, también. Siempre aportaba un dato.

Apasionado por el golf, los viajes por todo el mundo y los autos. Vivió a su manera y disfrutó a su manera.

Fue un empresario periodístico que fue creciendo paso a paso mientras sus unidades de negocios se expandían. Fue un adelantado para tomar decisiones o “ver” antes lo que otros no entendían. Algunas vicisitudes personales también marcaron su trayectoria.

Su refugio en el exterior, entre Punta del Este o Miami, junto a su familia, fue una decisión planificada.

Hizo honor a su abuelo Constancio y a su padre Carlos.

Murió Constancio. Murió una parte de los grandes emprendedores y empresarios periodísticos. Su despedida en la Argentina, será en los próximos días.

No se fue. Todavía se huele su perfume.

 

EN ESTA NOTA Constancio Vigil pesar

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