El músico, poeta y compositor Roberto Cambaré falleció a los 96 años este sábado 16 de octubre a la noche en la ciudad de Mar del Plata. Su verdadero nombre era Vicente Cambareri y nació el 16 de agosto de 1925 en Balcarce. A los 18 años se mudó a mar del Plata donde vio su último atardecer.

Fue excelso compositor folklórico y en la década del 60 saltó a la fama con su zamba Angélica, una de las más emblemáticas obras del folklore argentino. Adoptó su seudónimo por consejo de Horacio Guarany, a quién acompañó con la guitarra al iniciar su carrera profesional en 1959. Guarany llevo al éxito algunas de sus obras, incluyendo la famosa zamba.

El escenario del Anfiteatro “Saverio Bonazza”, de la localidad donde también es oriundo Hugo Giménez Agüero, lleva el nombre de Roberto Cambaré a modo de homenaje. En 1979 escribió su autobiografía, titulada “Cholito y Yo”.

Los restos serán velados este domingo, de 15 a 19 en Cochería Tomasini de Independencia 2360. La partida del cortejo fúnebre será este lunes a las 9 horas, contó a La Capital de Mar del Plata su hijo Roberto.

Entre sus obras se encuentran Angélica, Como se achica la vida (con Horacio Guarany), Contando estrellas (con Víctor Abel Giménez), Cuento de amor (con Pedro Belisario Pérez), Del algarrobo al ombú, Desde tu nombre, El eco de mi tierra (con María Morena), Huella de recuerdo (con Norberto Albornos), Juan Poeta, La luna y el sol (con Oscar Valles), La noche te lloró, La rosa y la espina, Los celos de mi guitarra, Mi lenta soledad (con María Morena). Mi luna cordobesa, Ña Raquel, Paisaje sureño, Provinciania, Tu , Tumba del Indio (con Roberto Albornoz), Y que si ya te vas, Zamba amanecida, entre otras.

La historia de “Angélica, cuando te nombro” de Roberto Cambaré

Cuenta la revista Folcklore que cierta mañana del otoño de 1958, cuando este balcarceño residente ya en Mar del Plata, le hace oír a su madre una zamba que acababa de componer con la palabra esdrújula “Angélica” a la mamá no le gustó. A veces hasta las madres se equivocan. Ese tema iba ser del agrado de mucha gente e iba a sonar en el futuro insistentemente por los medios radiotelevisivos, llegando a ser la única canción folklórica en estar primera durante varios meses en la lista de preferencias.(Vamos… que fue un “hit” en los “ratings”), grabada por decenas de intérpretes y hasta en varios ritmos

Dice en la nota publicada por el suplemento “Tanguera” en la revista “Aquí está el Folklore” que el motivo de la creación fue un amor fugaz que aunque causante de dolor finalmente le significó una alegría ;“una espina convertida en flor” en palabras de Cambaré y agradece a Horacio Guarany que haya sido el primero que la grabara.

En una entrevista realizada por Bernardo Noel contó que la historía que se cuenta en la zamba es toda “rigurosamente cierta”, aunque “magnificado por el recuerdo”.

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“Quien ama exagera tanto los dones como el desdén de la amada. Cuando convierte su recuerdo en poesía. Yo viví en Salsipuedes –es el pueblito de Córdoba de que habla la zamba-, hace por lo menos 12 años. Era y sigo siendo soltero. Conocí allí a una niña morocha, de cabellos largos flotando sobre la espalda, no muy alta, delgada, un lindo tipo de criollita. Nos entendíamos con los ojos, mas que hablarnos. Fue un idilio de un mes, pues ella –verdaderamente- volvía a Buenos Aires. No hubo enojo oficial, pero si cierto distanciamiento entre los dos. Se llamaba como en la zamba: “Angélica””

Sobre la dura metáfora del águila explicó que se trató de “un reproche amoroso. El enamorado agranda tanto el desdén como los favores; los magnifica”.

Roberto Cambaré estaba en Mar del Plata, exactamente en el paraje denominado “El Gaucho”, un poco en las afueras de la ciudad, cerca del monumento al gaucho, en la casita que construí con mis manos cuando escribió las estrofas de la canción. La casa tenía unos hermosos rosales que –como albañil- retiró de una construcción en que había que levantar un muro, y pidió que le dejaran llevar esas plantas.

La madre vivía allí, donde antes, era su casa de soltero. Durante una mañana –era en el otoño de 1958- ella llegó y se puso a cebarle mate. “Le hice escuchar Angélica que acababa de componer casi de un tirón, cosa que casi nunca me sucede, pues siempre trabajo mucho mis composiciones. Las memorizo y las trabajo hasta llevarlas a la guitarra. Las silbo, en fin. Cuando una melodía o frase me han impresionado bien, no la olvido más. Si la olvido, en cambio, pienso que es porque no tenía mucho valor”, contó.

Roberto Cambaré y el secreto de las palabras esdrújulas para hacer una zamba distinta

“Yo no hago folklore, sino música popular de raíz folklórica. Creo que lo que no evoluciona se parece a una laguna y lo que evoluciona, a un río. La laguna tiene las aguas estancadas. El río renueva su caudal. Yo no creo en modo alguno hacer folklore puro cuando hago una zamba. Los autores que componemos ahora, es como si hiciéramos retoños nuevos en una planta cuya raíz esta metida en el folklore. Pero no es, en modo alguno, folklore puro, ya que está hecho. Lo que hacemos ahora es una consecuencia del folklore. Y sin desconocer la gran labor de los precursores – Chazarreta, Gómez Carrillo, los hermanos Abalos, etc.- creo que el gran impacto del folklore se logró con las formas nuevas, que prendieron en la juventud, tras lo cual las viejas formas clásicas y prestigiosas volvieron a ser aceptadas. En cuanto a como nació “Angélica” voy a puntualizarle algo más. A pesar de ser una cosa tan chica como puede serlo una canción popular – que no requiere un plan previo, como lo exijiría un tratado de psicología, por ejemplo-, trabajé con un verdadero plan… Me preocupé por escribir una zamba con versos terminados en palabras esdrújulas. Ello obligaría a componer una melodía diferente, sincopada. Las primeras palabras que se me ocurrieron fueron “Angélica” y “Córdoba”, ambas esdrújulas. Escribí una pequeña lista de palabras esdrújulas, eligiendo alguna que pudiera servirme para la letra. Luego fui dando forma a todo ello, dentro de lo popular. Habitualmente, trabajo simultáneamente en letra y música. Silbo un trozo, le aplico una letra, sacrifico letra o música, según sea necesario, para quedarme con lo mas bello. Pero “Angélica” nació con las particularidades que le cuento”.

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