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La Escuela de Tenis de Mesa Ulloa cumplió ocho años y lo celebró haciendo lo que mejor sabe: competir, formar y proyectar. El aniversario —que se cumplió ayer, 25 de septiembre— encontró a la institución con 90 jugadores en actividad y un calendario que ratifica el crecimiento deportivo, humano e institucional de un semillero que ya es marca registrada en Río Gallegos y en la región patagónica. La fotografía actual es contundente: nenes y nenas que dieron sus primeros golpes este año, adolescentes que se afirmaron en el circuito y adultos que encontraron en la mesa una práctica sostenida, ordenada, con objetivos claros y una identidad de trabajo que pone a la formación por encima del resultado.
El calendario inmediato lo confirma. Mañana, un grupo integrado por Sabrina Mosca, Kiara Menares, Agostina Hermosilla y Lucas Aguilar viaja a Mar del Plata para disputar la instancia nacional de los Juegos Evita, bajo la conducción del entrenador Carlos Ulloa.
Al mismo tiempo, la escuela planificó un octubre de fuerte territorialidad. Entre el 16 y el 19, una delegación de 68 integrantes viajará a Gobernador Gregores para un bloque de entrenamientos y competencia que se propone dos metas complementarias: elevar el estándar técnico de sus jugadores y seguir extendiendo la base deportiva en el interior de la provincia. Esa agenda formativa se integra con la competencia federada que, en noviembre, tendrá dos paradas clave. Del 14 al 16, Río Gallegos será sede de un torneo que permitirá medir a los locales en casa y, en paralelo, fortalecer la organización y el arbitraje; y del 18 al 27, 62 jugadores se presentarán en Buenos Aires para el tradicional Abierto de la República, uno de los escenarios con mayor densidad competitiva del calendario nacional.
El cierre de año será a puro tenis de mesa patagónico. En diciembre, del 5 al 7, la Escuela Ulloa volverá a Punta Arenas para el Torneo Patagónico, cita binacional que combina desarrollo, roce con escuelas chilenas y una logística que el grupo ya domina sin perder el espíritu amateur. Una semana después, del 12 al 14, llegará el turno de Río Turbio, con el certamen Ernesto “Perico” Maldonado. Y para completar la vuelta, del 19 al 21, el plantel regresará a Punta Arenas para la última estación competitiva del año, buscando cerrar con buenas sensaciones en la mesa y, sobre todo, con continuidad de juego para las categorías formativas.
Lo que distingue a Ulloa no solo es la amplitud etaria —con deportistas que van de 5 a 83 años—, sino la forma de habitar la disciplina: sesiones planificadas, progresiones técnicas por niveles, participación sostenida en torneos y una noción de pertenencia que se traduce en hábitos saludables, respeto por el reglamento y compañerismo.
En ese marco, el 8º aniversario no fue un punto de llegada, sino una estación de paso con valor simbólico: ocho años de trabajo ininterrumpido, presencia creciente en el mapa patagónico y nacional, y una receta que busca sostenerse en el tiempo. El viaje a Mar del Plata por los Evita y la secuencia de competencias hasta fin de año muestran una planificación que prioriza la experiencia completa del deportista: entrenar bien, competir mejor, convivir, aprender y volver a entrenar.
Ocho años después, la Escuela Ulloa sigue contando su historia con la paleta. Entre viajes, torneos y entrenamientos, el aniversario dejó un mensaje claro, el crecimiento se construyó con paciencia y trabajo cotidiano. El desafío ahora es sostener ese ritmo, abrir más puertas y cuidar lo esencial: que cada chico, cada chica y cada adulto encuentren en la mesa un lugar para aprender, competir y pertenecer.
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