La Navidad llegó antes para los grandes grupos concentrados del sector sojero, que volvieron a presionar por una devaluación quirúrgica y lo consiguieron. Durante un mes, el Gobierno les convalidará un diferencial de 230 por dólar y el sector se compromete a liquidar, como mínimo, 3.000 millones de dólares.

Quienes siguen en la cola de espera por alguna definición son los trabajadores y trabajadoras quienes vienen perdiendo poder adquisitivo desde 2015. Descartada la suma fija, el Gobierno analiza un bono. El ministro Sergio Massa tuvo que apelar nuevamente al beneficio para los sojeros, tras la continua merma de reservas del Banco Central. En noviembre se fue casi el 40% de lo que había ingresado en la versión 1 del dólar soja.

Sergio Massa, ministro de Economía.

La devaluación quirúrgica para los sojeros beneficiará a los grandes jugadores, tal como sucedió en la primera edición en donde se vendieron 13 millones de toneladas y se liquidaron 8.100 millones de dólares.

La cadena de la soja está manejada por un reducido número de empresas, ya sea en la producción primaria, acopios o exportación. Si bien Agricultura cuenta con el registro de 57.780 productores, solamente el 10% de ellos concentra el 56% de la producción. Los dueños de los granos se cuentan con la mano.

Para el Centro de Estudios Agrarios (CEA), los guardianes de los granos son 1.259 empresas, con 2.458 plantas de almacenaje. El dato surge de la Bolsa de Comercio de Rosario. De este total, un puñado de sociedades concentra la siembra, el acopio y la exportación. Solo 10 exportadoras concentran casi el 90 por ciento de las ventas al exterior. Este reducido universo, fue el gran beneficiario de la devaluación quirúrgica.

Bolsa de Comercio de Rosario.

Con la finalización de la primera vuelta del programa de incentivos, el sector embolsó una transferencia extraordinaria cercana a los 250.000 millones de pesos (el excedente entre lo que habrían recibido al tipo de cambio oficial del momento y lo efectivamente cobrado por gozar de una devaluación quirúrgica).

Pero en esa primera vuelta no habían vendido todo sino que se habían guardado en silo bolsas cerca de 12 millones de toneladas. Actualmente, poseen cerca de 10 millones de toneladas y se acaban de comprometer a una venta por 6 millones, que podría incrementarse. El tipo de cambio pactado será de 230 pesos y una promesa de aportar 3.000 millones de dólares. Como mínimo, la nueva transferencia directa será de unos 200.000 millones de pesos extras.

Corrida

Antes de que se implementarse la primera versión del dólar soja, tanto los exportadores como los dirigentes de la Mesa de Enlace esbozaban como problema primordial una brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y las cotizaciones paralelas. La diferencia por arriba del 100% incentivaba al sector a frenar toda venta de granos y su posterior exportación.

La semana pasada hubo una disparada de la cotización del CCL y el MEP, que el Poder Ejecutivo trató de minimizar aunque desde diferentes consultoras privadas no dudaron en calificar como la primera corrida cambiaria contra Massa. La brecha es funcional a las presiones de los sojeros. Una movida retroalimenta la otra.

La pregunta podría ser si la corrida no estuvo motorizada por este sector de la economía que el viernes de esta semana recibió su bono de Navidad. Una vez que Massa difundió que se había llegado a un acuerdo, la cotización del dólar MEP – que es el canal bursátil para que las empresas se dolaricen – comenzó a descender. Todo tiene que ver con todo.

El tipo de cambio que reclamaron para sentirse lo suficientemente tentados para vender se ubica en los 230 pesos por dólar. De concretarse la comercialización de las 6 millones de toneladas como base, la transferencia extraordinaria que recibirán ahora será, como mínimo, de 200.000 millones de pesos. Esta mayor emisión monetaria del BCRA no aparece cuestionada por el establishment local ni por el FMI. Con todos esos pesos, ¿la sacaran del país vía contado con liquidación?

Claudio Lozano.

“Lo dijimos con el dólar soja I, se habían guardado 11 millones de toneladas, equivalentes a 6.000 millones de dólares para seguir apretando por un mejor tipo de cambio. Mientras en el segundo trimestre del 2022 la pobreza enfila hacia el 40%”, sostuvo el dirigente Claudio Lozano (Unidad Popular).

Los rezagados

El Gobierno no logra encausar la situación de miles de trabajadores que con su salario no llegan a cubrir una Canasta Básica Total (CBT), que en octubre contabilizó un alza del 9% mensual y del 93,1% interanual, mientras que la Canasta Básica Alimentaria ya registra un alza interanual del 100%. En lo que va del año, el salario de los trabajadores privados continúa perdiendo contra la inflación.

Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en octubre, la mediana de los trabajadores registrados privados sólo cubría el 88,9% de una CBT. La situación empeoró en relación a septiembre y se retornó a los niveles pos-salida de Martín Guzmán.

En julio de 2017, la mediana de los asalariados privados costeaba el equivalente al 100% de una CBT, más otro 12,7%. El Gobierno macrista redujo de manera drástica el poder de compra de los trabajadores, que pasaron a cubrir apenas el 84% de una CBT.

Tras la llegada del Frente de Todos, los asalariados tuvieron una primera mejora en julio de 2020. La mediana de los salarios pasó a representar el 88% de una CBT. Pero la pandemia volvió a depreciar el poder de compra de los salarios y se llegó a un piso de cobertura del 81,8%. Y tras una nueva mejora en la primera parte del año, luego se volvió a descender en línea con la escalada inflacionaria.

Estos guarismos vuelven a resaltar la relevancia de la implementación de una suma fija para el conjunto de los trabajadores. Según el propio CEPA, para volver al poder de compra que existía en 2015, debería aplicarse una suma de $40.000 para todo el universo de trabajadores.

Hasta el momento, ni Alberto Fernández, ni Sergio Massa están convencidos de avanzar por esta línea. Por ende, lo más probable es que se anuncie una especie de bono por única vez.

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