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Las próximas elecciones de medio término en Argentina marcarán un hito con la implementación de la Boleta Única de Papel, un cambio que, según Claudio Bargach, coordinador nacional de la red Ser Fiscal Argentina, eliminará varias problemáticas históricas del proceso electoral. En una entrevista con LU12 AM680, detalló los beneficios y desafíos de este nuevo sistema que busca fortalecer la transparencia y la confianza ciudadana.
La principal novedad es la desaparición de las tradicionales “listas sábana” o boletas partidarias. Ahora, el presidente de mesa contará con una boleta única que contendrá la nómina completa de todos los candidatos. Los electores simplemente deberán marcar con una cruz, una “X” o un visto la opción de su preferencia, utilizando un lápiz proporcionado por la mesa.
“Desaparece el grado, un elemento crítico de denuncia al día de la elección que es el tema de la rotura de boletas, el robo de boletas, el conteo de boletas, aparte de cuestiones económicas, ecológicas y demás”, explicó Bargach. El coordinador de Ser Fiscal Argentina enfatizó que el ciudadano tendrá todas las opciones claras para elegir a su candidato, mientras que los candidatos recibirán un voto directo del ciudadano.
Beneficios
Además de la erradicación de prácticas irregulares como el robo o la rotura de boletas, la implementación de la boleta única de papel conlleva múltiples beneficios. Bargach mencionó el ahorro económico y ecológico significativo, proyectando una reducción de alrededor de 228 millones de boletas menos impresas. Esto se traduce en un ahorro sustancial para el Estado, un punto que el gobierno, según Bargach, resalta en su contexto de ajuste.
También desaparecerán los “sellos de goma” y las “imprentas de amigos” que, en el pasado, facturaban boletas que a veces no se producían, o recibían dinero del Estado sin cumplir con la tarea. “El principal beneficio es que el Estado toma para sí el cuidado y el control que los ciudadanos se encuentren todos los candidatos a la hora de votar y que se puedan contar de esa manera”, afirmó.
A pesar de las mejoras en la transparencia, reconoció que el interés o desinterés de los ciudadanos por participar en las elecciones sigue siendo un desafío. Lo atribuye a la percepción de que la política no logra solucionar sus problemas cotidianos.
Otro punto de desorden que se observó en la confirmación de listas para esta elección, como la falta de integración entre diferentes sectores dentro de las mismas fuerzas o la división en la izquierda con múltiples listas, podría haberse resuelto con las elecciones primarias (PASO). Aunque las PASO están “suspendidas provisoriamente”, advirtió que en Argentina “lo provisional a veces dura para siempre”.
Capacitación
Para asegurar el éxito del nuevo sistema, enfatizó la necesidad de una amplia capacitación, no solo a través de redes sociales, sino principalmente “cara a cara“. Destacó que, aunque esta elección se limita a diputados nacionales (y senadores en ocho provincias), es un “antecedente de la presencial dentro de dos años” y el sistema es relativamente fácil de entender: “Hay que marcar la preferencia del candidato y del partido que uno elige”. Recordó que los electores pueden votar por senadores de un partido y diputados de otro, trasladando la libertad de elección ya conocida a una única boleta.
El rol de los presidentes de mesa será crucial. reveló que se han establecido acuerdos con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), la Federación Universitaria Argentina (FUA) y el Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP) para motivar a estudiantes y docentes a presentarse como voluntarios. La Cámara Nacional Electoral también tiene habilitada la inscripción para voluntarios. “Es muy importante gente capacitada como presidente de mesa”, recalcó.
Fiscalización que se adapta
Aunque la fiscalización partidaria se “aflojará” al desaparecer la preocupación constante por el robo o la reposición de boletas, Bargach aclaró que no desaparecerá por completo. Los fiscales seguirán siendo fundamentales en tres aspectos clave: el control de la actuación del presidente de mesa, la identificación adecuada de los votantes y, una vez cerrada la votación, el recuento de votos y el control de los telegramas y certificados de escrutinio.
Finalmente, al ser consultado si el sistema fortalecerá la confianza ciudadana en el proceso electoral, Bargach afirmó que “debería fortalecerlo” a medida que el proceso se desarrolle. Destacó que provincias como Mendoza, Córdoba, Santa Fe, y la Ciudad de Buenos Aires, Salta y Neuquén (con boleta única electrónica) ya tienen experiencia en este tipo de sistemas. Sin embargo, hizo un llamado a los partidos políticos y a los militantes tradicionales a “cambiar el chip”, ya que la vieja práctica de “militar la boleta” (repartirla puerta a puerta) desaparecerá con el nuevo sistema.
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