Your browser doesn’t support HTML5 audio

El pasado 7 de junio, el prestigioso circuito ADCC (Abu Dhabi Combat Club) vivió una jornada histórica al desembarcar por primera vez en Santiago de Chile. En medio de aquella edición, dos jóvenes santacruceños, Facundo Ulloa y Stefano Micheleto, cosecharon medallas de oro y hablaron con Radio LU12 AM680 donde contaron cada detalle de su triunfo, los desafíos del tatami y el trasfondo humano que va más allá de la competición.

Facundo Ulloa –campeón en la categoría Juveniles– confesó que la experiencia superó todas sus expectativas. “Quedé primero; competir con un chileno de mi edad que tenía 14 años… estuvo bueno el torneo”, afirmó. Ulloa remarcó el valor técnico de su especialidad: “No hay golpes; se trata de controlar al oponente, inmovilizarlo y finalizarlo. Es un método de defensa ligado al judo, donde la paciencia y la precisión son tan importantes como la fuerza”.

Tatami de oro: Ulloa y Micheleto se consagran en el ADCC ChileTatami de oro: Ulloa y Micheleto se consagran en el ADCC Chile

Por su parte, Stefano Micheleto, quien se consagró campeón en su división de adultos, puso énfasis en la dimensión personal de la práctica. Con 17 años y una trayectoria que comenzó a los 7 años, explicó: “Lo que me gustó fue que te trae muchas amistades y experiencias nuevas. Es algo que intriga a la gente porque no todos lo practican. Además, ayuda a tus objetivos como persona: la disciplina, la constancia y la motivación cambian tu carácter”. Micheleto describió también la exigencia física de la preparación: “En los días previos entrené más fuerte, con un foco especial en la parte aeróbica. Para competir seis minutos a máxima intensidad, necesitás un físico sólido y una mente concentrada”.

La nota incluyó detalles del formato de combate y la atmósfera del evento. Ulloa relató que su cuadro se desarrolló con llaves tipo “play off”: “Tuve un solo rival y, al ganarle, pasé directo a la final. No fue fácil; la estrategia del adversario obligó a mantenerme alerta en todo momento”. Micheleto precisó que, en su categoría, la lucha duró seis minutos continuos y que el reglamento admite sanciones por movimientos no permitidos, lo que añade tensión a cada intercambio.

Ambos coincidieron en destacar el acompañamiento de sus familias: “Mi mamá, Natasha, estuvo en el estudio, junto a mi hermana Agustina. Ese apoyo es fundamental”, resumió Facundo, mientras Stefano valoró la solidez del equipo en la academia Irmaos.

Lejos de descansar sobre sus laureles, los campeones proyectan nuevos desafíos: Micheleto aspira a competir en Brasil y, si todo sale según lo planeado, regresar a un Grand Slam de AJP; Ulloa evalúa su calendario y analiza sumarse al Open Argentina de noviembre. Ambos coinciden en que el salto internacional –con atletas de Brasil, Venezuela, Perú y Chile– exige nuevos niveles de preparación, incluso con viajes que obligan a organizar presupuestos y patrocinios.

La charla puso en primer plano no solo los méritos deportivos, sino el impacto transformador del grappling en la vida de quienes lo practican. De Río Gallegos al tatami de Santiago, Facundo Ulloa y Stefano Micheleto ilustraron cómo la técnica, la disciplina y el apoyo comunitario se combinan para forjar a campeones y, al mismo tiempo, forjar el carácter de quienes caminan sobre la colchoneta. Una lección de constancia y pasión que proyecta a la Patagonia como semillero de talento en el mapa mundial del jiu-jitsu.

EN ESTA NOTA irmaos-club

Leé más notas de La Opinión Austral

Ver comentarios