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Por Jorge Cicuttin

La muerte de Francisco golpeó al mundo y, por supuesto, alteró la actualidad argentina. El lunes 21 a la mañana, el país se despertó con una noticia esperable -el Papa estaba muy mal de salud-, pero que cambió todas las agendas.

Se desplazó del centro de las noticias la cotización del dólar, las declaraciones de Kristalina Georgieva desde Washington, la interna peronista, las peleas entre Karina Milei y Mauricio Macri por el armado opositor, la suba de los precios, y demás temas locales. La muerte de Francisco cambió todo.

Se lloró -se llora-, al primer Papa latinoamericano, ese que, como bien dijo, llegó “desde el fin del mundo”.

Ciudad del Vaticano, 26.04.2025. Funeral de Papa Francisco en la plaza San Pedro.
Foto: Victor Sokolowicz

Pero la muerte de Francisco hizo que se reavivara una pregunta que generó debates por años en el país: ¿Por qué nunca visitó la Argentina? Una pregunta que encontró diversas respuestas, muchas de ellas marcadas por el lado de la grieta de donde partían las conjeturas.

Francisco nunca dijo claramente por qué no volvió al país donde nació. Pero lo que ocurrió durante su papado y ahora, con su muerte, no solo nos da pistas sobre su no regreso a su tierra, sino que además nos ofrece mirarnos en un espejo nada agradable.

Cuando era “apenas” Jorge Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires tuvo un fuerte enfrentamiento con la entonces presidenta Cristina Kirchner y con Néstor Kirchner. El punto más fuerte lo marcó el debate por la ley de matrimonio igualitario, contra el cual Bergoglio protagonizó fuertes declaraciones -dijo que era “la obra del demonio”- y organizó marchas de repudio.

Cuando en 2013 llegó la noticia desde Roma de su elección como Papa, la oposición en la Argentina vio allí la gran oportunidad de darle el golpe de gracia al kirchnerismo. Deseaba ver en el nuevo pontífice el nacimiento de un líder mundial contra el gobierno de Cristina.

Cristina Kirchner

No fue así. El nuevo Papa reclamó siempre que se respetara la institucionalidad en la Argentina y recibió a la presidenta en distintas oportunidades. La oposición, primero se sorprendió, y luego se enojó. Mucho.

“Deseo expresar públicamente mi vergüenza como católica por las actitudes del Papa Francisco, a quien conozco profundamente. Doy gracias a Dios por no haber pedido ni accedido a visitar el Vaticano desde que es Papa. Todo tiene un límite”, afirmó, por ejemplo, Lilita Carrió.

Esta semana, Carrió cambió, como muchos: “Francisco, marchaste luego de dar la bendición de Pascua de Resurrección. Dios te tenga en la gloria. Hasta siempre, querido amigo, descansa en paz”, escribió.

Un espejo para los argentinos. Francisco, el Papa argentino, cayó en la profunda grieta nacional. Fue una víctima. Por más que buscara evitarlo.

Recibió a todos los presidentes que los argentinos eligieron durante su papado: Cristina, Mauricio Macri, Alberto Fernández y hasta Javier Milei, ese que lo llamó “el representante del maligno en la tierra” y lo calificó de “imbécil”.

Javier Milei y el Papa Francisco

Francisco no volvió a la Argentina. Las razones profundas de esta decisión se las llevó a la tumba. Quienes lo conocieron dicen que, con dolor, él pensaba que su llegada al país iba a profundizar la grieta en lugar de sanarla, que iba a ser utilizado por ambos bandos en esta vieja lucha interna. Y no quería eso.

Su funeral fue una muestra de cómo vivimos, tristemente, al único Papa argentino.

Una delegación oficial pobre, que llegó sobre la hora. De compromiso. La delegación argentina tendría que haber sido la más importante del mundo, no solo por los representantes del Gobierno, sino que tendrían que haber estado presentes dirigentes empresarios, líderes sindicales, del Congreso, de la AFA, de la Corte Suprema, de todos los sectores.

Delegación Argentina en el funeral del Papa Francisco

No fue así. En el Congreso, por ejemplo, argumentaron que no hay plata. Sí para aumentarse los sueldos, claro.

En la Argentina, este sábado, marcharon los pobres y almorzaron juntos en Plaza de Mayo, en honor de Francisco.

Marcha en honor a Francisco en Plaza de Mayo
Marcha en honor a Francisco en Plaza de Mayo

Qué diferencia.

Qué espejo triste en el cual mirarnos.

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