A 29 años de la erupción del volcán Hudson, ubicado a 137 kilómetros al sur de Coyhaique que pertenece a localidad chilena de la Región de Aysén, el recuerdo de la catástrofe sigue vivo. El hecho trajo consigo días y meses difíciles para los santacruceños que vieron cómo las ciudades se teñían de gris y se colmaban de cenizas que afectaron al sector agropecuario y ganadero.

 

Jimmy Samma es productor agropecuario y vive en la localidad de Los Antiguos, que se encuentra a 150 kilómetros del Hudson. La mañana del 13 de agosto de 1991 esta localidad amaneció gris y cubierta de cenizas provocada por la erupción del volcán. Él, ese día, se encontraba en Buenos Aires, sin embargo al regresar se encontró con un panorama desolador en su ciudad.

En diálogo con LU12 AM680, el antigüense comentó los momentos de tristeza que vivió junto a su padre por el sufrimiento de sus animales: “Ellos morían porque no teníamos forma de conseguir alimento, directamente no comían”.

 

El padre de Jimmy antes de la catástrofe tenía 5.000 ovejas, las cuales se redujeron a la mitad: “En un mes llegamos a sacar alrededor de 2.500 ovejas que habían fallecido”, destacó Samma. La principal causa de su muerte fue la falta de alimento y en segundo lugar el peso de la ceniza sobre su vellón que provocaba que cayeran al suelo.

 

Era tanto el ahogo que sentían los habitantes de Los Antiguos en esos días posterior al 13 de agosto que utilizaron barbijos y bufandas para cubrir su boca, máscaras y antiparras para los ojos, porque fueron momentos en los que voló ceniza por los aires lo cual impidió la buena visibilidad.

Sin embargo, tras esta catástrofe, la ciudad de Los Antiguos alcanzó en 1993 el más alto rendimiento de producción en su historia.

Leé más notas de La Opinión Austral