La quinta de los ocho hijos de papá Gabriel y mamá “Chiche”, ambos vinculados a la enseñanza, nació en Los Antiguos y se crió en Caleta Olivia.

Cuando egresó, decidió estudiar el Traductorado y Profesorado en Inglés en la Universidad Nacional de La Plata, pero al tomar contacto con el Servicio Social del Hospital de Niños giró su decisión y se inscribió a Trabajo Social.

“Tuve profesores excelentes que todo el tiempo nos interpelaban, eso me ayudó mucho en animarme a iniciarme como Ayudante Alumna (en el segundo año de carrera) e investigadora estudiante, y luego como profesora”, cuenta la docente de Planificación 1, 2 y Políticas Públicas de la UNPA – UARG a La Opinión Austral.

Este 2020 en el regreso a las aulas de la UNPA – UARG.

Ese primer escalón, recuerda “fue muy emocionante. Era un reconocimiento que un docente te convoque, es todo un desafío”.

Recibida dictó Historia Socioeconómica de América Latina y Argentina y Epistemología de la Ciencia. Sobre las etapas, diferencia que “cuando sos alumna, para el estudiante sos un par, un nexo, pero al ocupar el lugar de profesor, asumís otras responsabilidades y tenés mucha más conciencia de lo que le significa el tránsito por tu aula”.

Edurne (de trenzas) en el Centro de Prácticas en un barrio de la comunidad Toba.

Edurne trabajó durante ocho años en la UNLP, tras lo cual se mudó a Río Gallegos. “En La Plata tenía cátedras de 150-180 alumnos, acá es mucho menor y hay una relación mucho más fluida y cercana, podés hacer un seguimiento más fuerte”, compara.

Con casi 13 años en las aulas de la UARG, cuenta que “la mayoría de los grupos te sorprenden en algún punto ya sea por la impronta que tienen para generar, otros se movilizan muchísimo y los hay empáticos y solidarios con las situaciones de sus pares”.

Docentes y estudiantes exponiendo un trabajo de investigación en el Salón Auditorio “Iris Bergero” del Campus Universitario.

Son muchos los momentos de satisfacción que le brinda la docencia. “Algunas lecturas que hacen los estudiantes te llenan de emoción, decís ‘vale la pena, voy bien encaminada’. Sin los estudiantes, no estamos, nuestra función no tiene sentido”.

En la defensa de tesina de la estudiante Aylen Mansilla.

La culminación con la defensa de tesinas “te llena muchísimo de orgullo, estudiantes a los que les costó un montón y vos les decís ‘no aflojes’, cuando ves que logran transitarlo y superarse a sí mismos… no pasaron por el aula nada más, sobre todo en una carrera como Trabajo, fueron a vivir, dejaron algo y uno también intenta dejarle algo en su transitar por esa aula”.

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