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Este lunes 15 se cumplen ochos días de la desaparición de Mario César “Pato” García en la localidad de Caleta Olivia. El hombre, que es de tez morena, contextura delgada y cabello castaño oscuro, tiene una cicatriz quirúrgica en el abdomen y espalda, y otra cicatriz de quemadura en el brazo derecho, sigue sin dar señales de vida.
Fue el domingo 7 que “Pato” dejó de comunicarse con su familia y el lunes 8 fue el día que lo vieron tres testigos por última vez. El residente del barrio 2 de Abril fue visto caminando por la vía pública y subiendo a una camioneta blanca por voluntad propia. En ese momento, estaba vestido con una remera negra con tres rayas blancas, jean oscuro y zapatillas marrón.
La hermana de “Pato”, Gisella, fue quien realizó la denuncia en la Comisaría Tercera y dio a conocer inquietantes detalles: como que su hermano toma medicación por convulsiones, tiene consultas periódicas con un psiquiatra y desapareció tras dejar la puerta de su casa sin el seguro correspondiente, algo llamativo para ella.
A pesar de la búsqueda desesperada de la familia, su pedido de ayuda a la comunidad yla publicación de una carta abierta que apuntó en contra del Estado “por vulnerar los derechos humanos“, muchos demostraron su enojo y recordaron un brutal episodio protagonizado por el hombre años atrás. “Pato” estuvo preso por una agresión en situación de robo.
Una brutal paliza que no queda en el olvido
Cuando el hombre -ahora desaparecido- tenía 33 años, específicamente en el 2008, momento en que los medios locales lo identificado como un ex operario de una fundación, había sido trasladado y alojado en la alcaidía a disposición del Juzgado de Instrucción N° 1, luego de haber sido imputado por agredir brutalmente a una mujer para robarle en su domicilio.
El hecho que motivó la detención ocurrió durante una madrugada, cuando “Pato” ingresó a una vivienda situada en la calle Mathew del barrio Miramar con intenciones de cometer un robo. Durante el asalto, golpeó salvajemente a la propietaria de la casa con un palo, la dejó abandonada, tirada en el suelo e inconsciente, pensando que la había matado.
La víctima, una mujer de 56 años, estuvo internada en la clínica Cruz de Sur de la localidad, conectada a un respirador artificial y bajo los efectos de un coma farmacológico debido a la brutal golpiza recibida. El hombre también había terminado internado en ese entonces, luego de que el hijo de la víctima y otros jóvenes del barrio le dieran una paliza.
La carta abierta que señala al Estado
La familia decidió publicar una carta abierta, donde denunciaron que la desaparición del hombre podría estar relacionada con una entrevista que brindó el 5 de noviembre a Canal 2, en la que “expuso graves irregularidades en el funcionamiento de la Comisaría Tercera“. En esa ocasión, señaló que la zona se encontraba “liberada” y atribuyó “responsabilidades concretas al entonces comisario jefe de la Seccional”.
De esa manera, en el escrito, la familia destacó que Mario no se ocultó ni habló desde el anonimato, sino que ratificó formalmente sus dichos ante la Fiscalía Número 1. Un mes después de esa denuncia pública, el hombre desapareció y “el comisario que estaba a cargo de la dependencia policial fue removido de su cargo sin explicaciones”.
Asimismo, lamentaron que “la inacción estatal se evidencia en demoras críticas”, dado a que la Clave 19 “fue emitida siete horas después de realizada la denuncia de desaparición”. Los allegados consideraron que esa demora vulnera protocolos básicos, compromete la investigación y “pone en riesgo la vida de una persona“.
Los tres hermanos de “Pato” sostienen que la inacción estatal frente a la desaparición constituye una “vulneración grave de los derechos humanos, afectando el derecho a la vida, a la integridad personal, al acceso a la justicia y a la protección efectiva del Estado”. Subrayaron que la “falta de diligencia y la demora injustificada” no deben ser vistas como errores administrativos.
Finalmente, ante la persistente ausencia de respuestas oficiales, los familiares anunciaron que iniciarán un rastrillaje por sus propios medios, declararon que “la vida de una persona no puede quedar subordinada al silencio” y exigieron “búsqueda real e inmediata, investigación independiente, transparencia y responsabilidad”.
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