Lo que popularmente se denomina “mal de ojo”, suele causar una serie de síntomas. Se estima que es a causa de personas cargadas de energía negativa que afectan voluntaria o involuntariamente a otras personas.

Esta creencia popular es muy conocida en diferentes partes del mundo, principalmente en España y Latinoamérica. Nace de la idea que era una de las formas que las hechiceras tenían para denigrar de mala forma a las personas o a sus allegados.

Los más frecuentes en ser afectados son los niños, los adolescentes, cómo también, los animales pequeños. Debido a que, al estar todavía en proceso de desarrollo, son más volubles a las energías negativas. También, algunos adultos, estamos expuestos a la posibilidad de sufrir de este malestar.

¿Cómo saber si tienes mal de ojo, señales o síntomas?

El mal de ojo, no sólo es causado por las miradas maliciosas y cargadas de envidias. También, pueden ser causadas por comentarios, halagos, pensamientos y contacto físico. El mal de ojo, no solamente lo pueden causar las personas; en muchas creencias mantienen la idea que también, los animales, espíritus y hasta objetos pueden causarlo.

El causante del mal de ojo, se le llama “ojeador” y puede ser cualquier persona que voluntaria o involuntariamente, tiene pensamientos negativos de envidia y deseo de malas intenciones. Para que su efecto sea efectivo, el “ojeador” debe tener una carga energética más fuerte que el “ojeado” (la víctima).

Y, aunque no lo parezca, muchas veces el “ojeador” es una persona allegada y que le tienes gran afecto. Por lo cual, a veces, es difícil aceptar o darse cuenta de que estás sufriendo de este mal.

Aunque parezca extraño, también, los comentarios de admiración pueden estar cargados de energías negativas, originadas de deseos de envidia que están en la profundidad de la conciencia del “ojeador”.

Si sospechas o quieres saber si estas bajo los efectos de esta maldición, debes estar muy pendiente de ciertos signos y síntomas, típicos en ti mismo o en un ser allegado.

Síntomas en bebes y niños

Los bebes y niños pequeños son los más vulnerables a causa de su falta de desarrollo físico y espiritual. Las energías negativas de las personas ajenas, pueden afectar muy severamente a los niños, hasta llegar al punto de enfermarlos. Por ello, es una preocupación muy común para los padres que sus hijos sufran de este mal.

Entre algunas de las señales a tomar en cuenta para saber si tu hijo está siendo afectado, debes estar pendiente de:

  • Llanto muy fuerte, descontrolado e inconsolable que no guarda relación con otro malestar.
  • Pérdida de apetito a veces acompañado de vómitos o diarrea.
  • Alteraciones del patrón de sueño.
  • Alergias sin sentido.

¿Cómo afecta a los adultos?

Aunque creas que por ser adulto, no puedes sufrir de mal de ojos, estás equivocado. Si estás pasando por un momento difícil, donde estás débil (física, mental o espiritualmente), serás vulnerable a los efectos de este mal.

El mal de ojo en adultos se puede manifestar, como: problemas psíquicos del entorno y hasta físico. La persona afectada por él, puede sufrir de depresión, desánimo, falta de motivación para proyectos, etc. generando efectos negativos en la vida diaria del individuo, tanto en su entorno laboral o romántico. Las personas afectadas, típicamente ven que sus metas, proyectos o estado emocional, decaen bruscamente y sin razón aparente.

Algunos malestares físicos que puede experimentar son:

  • Dolores fuertes de cabeza, sobre todo alrededor de los ojos.
  • Dolores de estómago o musculares, sin causa alguna.
  • Cambios bruscos de temperatura.
  • Repentina sudoración corporal.
  • Comezón inexplicable en alguna parte del cuerpo.
  • Párpados caídos.
  • Calambres.
  • Convulsiones.
  • Hipo.
  • Presión en el pecho.
  • Náuseas.
  • Pérdida de apetito.

Amuletos para el mal de ojo

Son objetos sumamente efectivos, puesto que ayudan a alejar las energías negativas y las previene; evitando que una persona o animal sufra por ellas.

Para los bebés: se suelen usar una cinta roja, un azabache o una medalla de ángel.

También, se puede poner una parte del cordón umbilical del bebé, en una bolsita.

En el caso de los adultos: se pueden usar objetos rojos en la vestimenta siempre; también, puedes usar un colgante de Fátima (de la mano extendida) o preparar una bolsita contra el mal de ojo.

También, funciona poner un plato con cuatro pedazos de carbón, colocados en forma de un cuadrado, debajo de la cama. Para que funcionen adecuadamente, debes cambiarlos a diario, pero nunca tocar directamente los carbones ya usados.

Porque, estos, ya han absorbido toda la energía negativa y te la pueden volver a transmitir. Lo mejor es llevar los carbones a un lugar con tierra muy lejano.

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