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La Navidad en Comodoro Rivadavia dejó un saldo alarmante a raíz del uso descontrolado de pirotecnia sonora, pese a la vigencia de la Ordenanza 12.625, que prohíbe los fuegos artificiales con estruendo y solo habilita pirotecnia lumínica de bajo impacto. Entre las 00:00 y la 01:00, vecinos de las zonas norte y sur denunciaron explosiones constantes que, en algunos sectores, se extendieron por más de media hora.

Las consecuencias fueron inmediatas y graves: más de 20 incendios y cientos de animales perdidos o atropellados. Además, decenas de familias con niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y adultos mayores se vieron obligadas pasar la noche lejos de la ciudad para evitar crisis, ataques de pánico y descompensaciones.

Incendios en distintos puntos de la ciudad

Durante la madrugada del 25 de diciembre, bomberos voluntarios y fuerzas de seguridad trabajaron contrarreloj para contener focos ígneos en al menos diez zonas críticas. Entre los puntos afectados se registraron incendios en pastizales cercanos al Barrio ARA San Juan, terrenos detrás del Hospital Regional, inmediaciones de la Escuela N° 43, Barrio Castelli, Diadema Argentina, Barrio Palazzo, Km 14, Barrio Atardecer, Km 3 y sectores próximos al Patio Cervecero, informó ADNSUR.

Las llamas consumieron vegetación nativa, pusieron en riesgo viviendas e infraestructura urbana y se propagaron con rapidez debido a los pastizales secos y el viento, una combinación habitual y peligrosa en la ciudad.

“Fue constante, como si hubiera una batalla. Cada explosión era una chispa más”, relató un vecino del Barrio Castelli.

Desde Bomberos advirtieron: “Cada explosión es una chispa potencial en una ciudad rodeada de pastizales secos. No solo perdemos biodiversidad, sino que ponemos en juego vidas y bienes”.

Animales perdidos, heridos y muertos

El impacto de la pirotecnia fue devastador para los animales. En redes sociales, durante toda la madrugada y las horas posteriores, cientos de vecinos reportaron perros y gatos extraviados, muchos de ellos atropellados o encontrados sin vida.

La hipersensibilidad auditiva de los animales, hasta cinco veces mayor que la humana, convierte el estruendo en una experiencia extrema de estrés y pánico.

“Muchos huyeron desesperados y aún no regresan. Algunos tienen problemas cardíacos y pueden morir por el susto”, explicó un vecino del barrio San Cayetano.

Familias con TEA y adultos mayores, los más afectados

Para las familias con niños, niñas y adolescentes con TEA, la noche fue especialmente traumática. La pirotecnia sonora genera dolor físico, crisis de ansiedad y retrocesos en tratamientos terapéuticos.

“Mi hijo pasó una hora tapándose los oídos y llorando. Tuvimos que medicarlo de urgencia. ¿Dónde está nuestro derecho a pasar una Navidad en paz?”, expresó la madre de un niño con autismo.

Adultos mayores con patologías cardíacas y neurológicas también resultaron afectados. Varias familias optaron por trasladarse a zonas rurales o alejadas del casco urbano para evitar sobresaltos y posibles complicaciones de salud.

Una ordenanza vulnerada y sin control efectivo

La Ordenanza 12.625, sancionada bajo el principio de “Pirotecnia Cero”, fue modificada en 2024 para permitir únicamente pirotecnia lumínica de bajo impacto sonoro. Sin embargo, organizaciones sociales y vecinos aseguran que la normativa es difícil de controlar.

Desde Padres TEA Comodoro señalaron que la habilitación de la pirotecnia lumínica fue un error: “No existe pirotecnia verdaderamente silenciosa. Para elevarse necesita pólvora y eso genera estruendo. Sin una ley nacional que regule producción y venta, el control local es imposible”.

¿Volver a la Pirotecnia Cero?

Tras lo ocurrido, colectivos sociales, profesionales de la salud y proteccionistas reclaman la restitución plena de la Pirotecnia Cero, sin excepciones, y una ley nacional que prohíba la fabricación y comercialización de fuegos artificiales.

Mientras tanto, Comodoro Rivadavia enfrenta las secuelas de una Navidad marcada por el caos: cenizas en los pastizales, animales que aún no aparecen y familias que recuerdan la noche como una pesadilla.

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