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Un soldado argentino nacido en Comodoro Rivadavia fue asesinado en combate en Ucrania, tras ser alcanzado por un dron ruso mientras luchaba en una de las zonas más peligrosas del frente oriental. Se trata de Emmanuel “Coca” Vilte, de 39 años, quien se había sumado en 2022 a la Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania, dejando atrás su vida en Argentina para combatir la invasión rusa.
La trágica muerte de Vilte ocurrió en la ciudad de Pokrovsk, en la región de Donetsk, una zona intensamente disputada por las fuerzas rusas y ucranianas. Según informaron fuentes a Todo Noticias (TN), el soldado argentino fue alcanzado por un drone kamikaze Shahed, un tipo de aeronave no tripulada de fabricación iraní ampliamente utilizada por Rusia.
“El miedo no se puede controlar”
En diciembre de 2022, en una entrevista exclusiva con el periodista Nelson Castro, Vilte había expresado con crudeza lo que significaba vivir en el frente de batalla. “Estando acá mismo tenés miedo porque no sabés si te puede caer una bomba o algo. El miedo no se puede controlar”, dijo mientras se encontraba en el este de Ucrania, en medio de un crudo invierno y una guerra que se intensificaba.
También había denunciado los crímenes contra la población civil: “Hay muchas atrocidades contra los civiles. Si fuese una guerra de soldados contra soldados sería diferente, pero acá están muriendo civiles”. Esta afirmación reflejaba su profunda convicción de estar luchando por una causa justa, más allá del peligro.
“Cada vez que salimos a combate no sabemos si vamos a volver. Tenés siempre esa sensación de angustia, de nervios. Es muy difícil de explicar el tema de la muerte”, había reconocido con dolor, anticipando sin saberlo el destino que finalmente lo alcanzaría.
De Comodoro Rivadavia al frente ucraniano
Vilte nació y creció en Comodoro Rivadavia, Chubut. Cursó estudios en las escuelas Juan XXIII y Magisterio. En 2004, intentó ingresar a la policía, pero tras no completar materias del secundario, optó por enlistarse como voluntario en el Ejército Argentino. Allí sirvió cuatro años en la Compañía de Comunicaciones 9, donde recibió formación en táctica, estrategia y manejo de armamento.
Luego de dejar el Ejército por problemas personales, trabajó como repositor en supermercados. Sin embargo, esa vida no lo llenaba. “Yo amaba el Ejército, pero pedí la baja porque tenía unos problemas familiares”, contó a ADNSUR en septiembre de 2022. “La verdad es que me arrepentí totalmente. Tendría que haber seguido lo que quería”.
Cuando estalló la guerra entre Ucrania y Rusia, su vocación lo empujó a buscar una manera de participar. “Vi que iban a reclutar gente para que venga a luchar por Ucrania. Estuve buscando durante tres meses algún contacto hasta que conseguí uno por un muchacho ucraniano que vino a Calafate”, relató.
“Sentía que mi vida no tenía sentido como estaba, necesitaba cumplir ese sueño pendiente. Salí de mi zona de confort para dar una mano en lo que pueda. Uno no es Rambo, pero sí quiere ayudar ante la injusticia”, explicó sobre su decisión de viajar a Ucrania.
Piloto de drones y referente en el campo de batalla
Una vez en Ucrania, Emmanuel se convirtió en piloto certificado de drones FPV y kamikaze, desempeñando un papel clave dentro de las fuerzas ucranianas. Según testimonios de compañeros, participó activamente en las operaciones de 2023 y 2024, incluso luego de haber sido herido en varias ocasiones. “Siempre volvió al frente de batalla”, destacaron quienes lo conocieron.
Su apodo, “Coca”, tenía como objetivo proteger su identidad ante la inteligencia rusa, en una guerra donde el anonimato puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Durante su estadía en Ucrania, formó una familia, se casó con una ucraniana y en enero de 2024 nació su hija Sofía. A pesar del entorno hostil, había encontrado una razón más para resistir.
En cada testimonio que dejó, Vilte repetía una idea con resignación y valentía: “Hasta en reserva uno tiene miedo porque no sabés si te puede caer una bomba”. Su voz, hoy silenciada por la tragedia, representa a cientos de voluntarios internacionales que decidieron arriesgarlo todo por una causa ajena pero profundamente humana.
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