Río Gallegos cuenta con gran cantidad de espacios que permiten la práctica y entrenamiento de fútbol bajo techo. Se elaboró un protocolo y por el momento algunos clubes recurren a estos lugares para dar sus clases a jugadores.

La situación, si bien permite la apertura y reinicio de movimiento, no llega a ser suficiente. El viernes, un grupo de propietarios y responsables, se reunió para decidir qué camino tomar. “Estamos en la ruina”, dijo uno. “Es injusto que nosotros permanecemos sin poder actuar y otros abren en forma clandestina”. Las redes sociales permiten armar grupos que coordinan y acuerdan juntadas para ir a jugar un turno con el clásico tercer tiempo para sacarse la sed.

 

Existen espacios en todos los sectores de la capital santacruceña que esperan autorización para abrir sus puertas. Los “turnitos”, por ahora no vuelven.

El rumor se hizo grito y el ambiente futbolero está al tanto de esto porque se conocen todos y, si no fueron a jugar, al menos recibieron la invitación para hacerlo.

No hace mucho, el Municipio por medio de sus entes reguladores procedió a la clausura de una canchita ubicada en el barrio San Benito por las denuncias de ruido, y festejos de gol. El propietario pagó la multa, y poco después volvió a abrir las puertas a los ansiosos jugadores.

Otra de la que se nota movimiento de gente hasta altas horas y con flujo constante de vehículos es la que se ubica en avenida Sureda. Jugar no es pecado, todo lo contrario, es comprensible que las reglas vigentes pretendan salvaguardar la salud de la comunidad. Ha costado demasiado mantener la cantidad de contagios de COVID 19 en la mejor cifra posible.

 

Según parece, ni siquiera cuentan con elementos de higiene ni se busca aplicar los mínimos requerimientos para asegurar que quien entra y sale lo haga en las condiciones seguras para que, en caso de contagio, éste no se propague entre quienes lo rodean. A no ser que hayan encontrado la fórmula para jugar sin contagiarse.

Lo que cabe en este punto es decir que, si alguien se arriesga a jugar un turnito con amigos en un lugar de estos, o no tiene familia, o no trabaja en espacios compartidos. Lo prohibido es tentador hasta que se recapacita en las consecuencias.

Cerrado

El reclamo se torna justo porque son mayoría los que invirtieron en la adquisición de elementos de higiene y la contratación del servicio de sanitización a la espera de la aprobación de protocolo para volver a poner en marcha el emprendimiento. Que otros lo hagan sin autorización, da bronca.

 

En junio, 10 propietarios presentaron un protocolo para la habilitación. FOTO ARCHIVO

En el mes de junio, luego de asegurar que viven una situación económica asfixiante, 10 dueños de los predios de Río Gallegos, presentaron un protocolo para pedir que se habilite la actividad. En caso de aprobarse la solicitud, para jugar habrá que completar una declaración jurada. La propuesta cuenta con más de 20 puntos en los que se establece cómo sería el nuevo modo de procedimiento en caso de que la pelota vuelva a rodar.

Con el nuevo reglamento, podrá haber 10 jugadores para fútbol 5 y 12 para fútbol 7 por partido y un segundo calzado para pisar la cancha. Entre partidos, habría un intervalo de 10 minutos para desinfectar arcos y pelotas, y evitar aglomeraciones. Además, prohibirían cambiarse de ropa en el predio, por lo cual los clientes deberían llegar vestidos con la indumentaria deportiva. Únicamente podrán quitarse el tapaboca dentro de la cancha.

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