Por Irene Stur

Hace unos siete años la NASA difundió un “nuevo mapa” de la Tierra. En él aparecía una mancha de luz en el límite del mar Argentino, en una zona donde no hay asentamientos ni plataformas petroleras. Esa “ciudad de luz” era, ni más ni menos, que los buques extranjeros que depredan el recurso pesquero en aguas del Atlántico Sur.

La pesca desaprensiva pone en peligro la sustentabilidad del recurso pesquero

El impacto es tal que la propia Organización de las Naciones Unidas consideró a la pesca ilegal, no declarada “como uno de los problemas más graves que afectan los océanos”. En el Mar Argentino centenares de embarcaciones se apostan entre noviembre y mayo. Sin respetar los tiempos de desarrollo de algunas especies, atentando contra la sustentabilidad del recurso.

Los buques factorías pueden procesar hasta 50 tn de calamar por noche.

La Ley 23.968 de Espacios Marítimos define que la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de la Argentina se extiende, más allá del límite exterior del mar territorial, hasta una distancia de 200 millas marinas a partir de las líneas de base establecidas. Sobre ellas el país ejerce soberanía con derechos de exploración, explotación, conservación y administración sobre los recursos vivos y no vivos.

Desde noviembre el grueso de las embarcaciones extranjeras está pescando calamar. En poco tiempo el número de embarcaciones llegaría a unas 500. Si se considera que cada una de ellas podría pescar unas 50 toneladas de calamar por noche, el daño económico es mayúsculo. Las cuantificaciones más conservadoras hablan de cifras que van de los USD 5 mil millones hasta USD 14 mil millones al año.

Los controles

El Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) estudia el comportamiento de la flota extranjera, que se instala de noviembre a mayo en el límite del Mar Argentino, desde hace una década. A eso se suma la iniciativa Pampa Azul, para realizar los controles, que son realizados, en forma conjunta entre Prefectura Argentina y la Armada.

Hace dos semanas, el relevamiento daba cuenta de 227 barcos detectados por sistema. Prefectura tiene apostados, para controlarlos, a cinco guardacostas y un avión Beechcraft con el que monitorea las actividades entre los paralelos 42 y 49, donde por esta época se concentran los pesqueros.

El “Sistema Guardacosta”, fue diseñado por personal de la fuerza. Permite localizar e identificar a los barcos presentes en la denominada “Área de Operaciones” , ubicando nombre, posición, bandera, velocidad del buque, y permite un monitoreo en tiempo real de las operaciones marítimas en la plataforma continental. El 70% de los buques poteros proviene de China, Corea, Taiwán y otras naciones asiáticas.

La operatoria en la milla 201 impacta en ventas, empleo y sustentabilidad

Ubicados al borde de la zona económica exclusiva (ZEE), entre el paralelo 42 al 49 sur, desde noviembre, cuando aún era época de reproducción, están pescando calamar. Existió un pedido formal del Gobierno argentino de evitar la pesca de la especie en la milla 201. Pero no se escuchó.

Recién el 7 de enero pasado, el Consejo Federal Pesquero abrió el caladero entre los paralelos 49 y 52. Y para el próximo 21 de enero se abrirá para el sur del paralelo 44. Las fechas fueron fijadas en consonancia a la sustentabilidad biológica del recurso. Algo que no se observa ni respeta en la milla 201.

La pesca nocturna del calamar hace más difícil el control.

Esa zafra, sin control alguno sea estatal o multilateral, captura cientos de miles de toneladas poniendo en peligro el futuro de uno de los recursos más importantes del Mar Argentino, junto con la merluza Hubbsi y los langostinos. Este comportamiento depredador no es reciente y se repite desde al menos dos décadas, siendo el calamar illex argentinus uno de los más castigados.

Se los llama flota “fantasma”, no porque no se los vea, sino por la práctica habitual de los buques ilegales de desconectar los sistemas electrónicos de detección satelital (AIS), en violación de lo dispuesto por la Organización Marítima Internacional (OMI). Según un informe de Prefectura, en el 2021 las embarcaciones salieron del sistema de rastreo cinco mil veces, con la consecuente pérdida económica, de empleo y mercados.

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