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El 20 de diciembre de 2015, Lucas Lencina, de 22 años, circulaba en su moto por la Avenida del Libertador de El Calafate cuando fue embestido por un automóvil conducido por Justo José Romero. El joven salió despedido del rodado tras un golpe en el tórax y, pese a la rápida asistencia de dos ambulancias que se encontraban en la zona, falleció antes de llegar al centro de salud.

La investigación determinó que Romero obró de manera imprudente y negligente, incumpliendo normas de tránsito que exigían señalizar con antelación cualquier maniobra. Esto provocó que Lucas perdiera el control de la moto y colisionara contra un poste de alumbrado.

La condena: tres años de prisión en suspenso

La sentencia, dictada el 30 de junio, establece tres años de prisión en suspenso y seis años de inhabilitación para conducir por homicidio culposo. La decisión quedó firme luego de que la defensa del imputado optara por no apelar.

En los fundamentos del fallo, la Cámara en lo Criminal de la Primera Circunscripción Judicial de Santa Cruz subrayó que Romero no advirtió correctamente a Lencina ni respetó las normas de tránsito vigentes, acciones que derivaron directamente en la tragedia.

La incansable lucha de Sandra Gómez

La madre del joven, Sandra Gómez, libró un largo y difícil camino para evitar que la causa prescribiera. Desde la pérdida de muestras clave hasta errores administrativos y demoras judiciales, la familia enfrentó múltiples obstáculos.

Gómez destacó que su objetivo nunca fue obtener una reparación completa por la pérdida de su hijo, sino lograr que la causa tuviera un cierre consecuente y justo. “Nuestra lucha siempre fue que la causa tenga un cierre consecuente a lo que sucedió, y no uno impuesto arbitrariamente por los encargados de administrar justicia”, declaró.

Lucas Lencina era descrito por su madre como una persona extrovertida, con carisma y sencillez, que enfrentaba la vida con energía y alegría. Su familia, aunque aún dolida, siente que el cierre judicial les permite iniciar un duelo más consciente y en paz, tras más de nueve años de espera.

Obstáculos y prescripción casi frustrada

Entre los retrasos que complicaron la causa se encuentran la desaparición de la muestra de sangre del imputado, errores en documentos legales, paros judiciales y la pandemia, factores que favorecieron indirectamente al acusado. En 2023, la Cámara Criminal había decidido sobre la prescripción, pero la notificación llegó un año después, generando incertidumbre sobre la continuidad del proceso.

A pesar de todo, Sandra Gómez continuó su lucha, apoyada en cartas abiertas y campañas de firmas, logrando que finalmente la justicia confirme la condena.

En declaraciones a Radio LU12 AM680, Sandra manifestó que fueron “muchos años para una causa realmente sencilla. La complejidad la puso el mismo sistema judicial. Fueron casi 10 años de idas y vueltas”, indicando que este momento tras el fallo “lo estoy transitando con muchísima paz, con la satisfacción de saber que cumplimos con nuestro mayor objetivo: defender los derechos que Lucas tiene. Que nadie se los arrebate, como le arrebataron su vida“.

Por la demora judicial, apuntó que “nuestra lucha terminó siendo contra la Justicia. Costó mucho hacerles entender que eran ellos los que tenían que resolver la causa y no dejarla prescribir” y agregó que “la paz que siento no tiene nada que ver con la condena. Como mamá, nada repara la pérdida. La pena es consecuencia del Código Penal, no algo que yo pueda evaluar como justo o injusto”.

“Muchas veces pensé que no iba a llegar, que no iba a ser suficiente el amor que sentía para vencer a un sistema judicial entero. Detrás de Lucas hay mamá, papá, hermanos, abuelos, amigos… todos se desarman con su ausencia y con la lucha”, añadió.

Por último, y sobre los cambios en el Código Penal que impulsan las “familias del dolor” de Río Gallegos para que las penas a conductores que atropellan y matan -en determinadas circunstancias- sean más severas, sostuvo: “Ojalá se concrete un cambio en nuestras leyes. Hoy, muchos atropellan, matan y siguen manejando. Las ONG son las que realmente empujan estos proyectos”.

Cuando la causa corría riesgo de prescripción, me animé a hacerlo público. Agradezco a los medios porque fueron parte fundamental para visibilizar lo que pasaba”, cerró.

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