El presidente de Chile, Gabriel Boric, encabezó este lunes el acto central por el 50 aniversario del golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet, que derrocó y acabó con la vida del presidente constitucional Salvador Allende e instaló una férrea dictadura que se mantuvo durante 17 años y que aún hoy divide a la sociedad chilena.
“Conmemoramos una fecha dolorosa y que es, sin duda, un punto de inflexión en nuestra historia, una historia que trajo muerte, sufrimiento, persecución y pobreza a nuestra patria”, señaló Boric durante una histórica ceremonia realizada en el Palacio de la Moneda.
“Hoy recordamos a quienes defendieron la Constitución y la leyes cuando, hace cincuenta años, el Estado de derecho estaba siendo derrocado a nuestras espaldas por la fuerza de aviones, tanques y armas de fuego. Llevamos en el corazón a quienes, desde el primer día, fueron perseguidos por sus ideas, murieron, fueron hechos desaparecer, fueron encarcelados, torturados, relegados y forzados al exilio. Por eso es no es separable el golpe de Estado de lo que vino después”, dijo el mandatario.
Además, enfatizó la importancia de apostar a una convivencia democrática basada en la pluralidad y el respeto entre personas que piensan diferente.
“Proclamamos con mucha convicción que nunca más la violencia sustituya en nuestra convivencia al debate democrático. Hoy decimos ante Chile y el mundo: democracia hoy y siempre”, afirmó.
Además, señaló que una “verdad incómoda” implica reconocer que la democracia no está garantizada y que todos los días se debe trabajar de manera transversal para protegerla.
“La democracia es el único camino para avanzar a una sociedad más justa y humana. Es un fin en sí mismo, no meramente instrumental y la violencia política no cabe dentro de ella (…) la unidad de las fuerzas progresistas es más importante que la permanente división identitaria. No importa el color del régimen que viole derechos humanos, estos deben ser respetados siempre”, expresó.
El mandatario recordó a las víctimas que, desde el primer día del golpe, fueron perseguidas por sus ideas, murieron o fueron hechos desaparecer, o conocieron la cárcel, la tortura y el exilio.
También celebró que el documento “Por la democracia, siempre”, que propuso su Gobierno, haya sido firmado por los expresidentes Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera.
Boric insistió en que la sociedad chilena tiene la responsabilidad de afrontar lo sucedido en esos años con verdad justicia y reparación.
“Sólo asumiendo las deudas del pasado y sanando realmente esas heridas, cosa que no se puede decretar, será posible una convivencia en armonía y la construcción de una sociedad que se proyecte al futuro”, dijo.
Boric rindió homenaje a la figura de Allende, de quien elogió su trayectoria democrática y a las cuarenta mil víctimas del régimen del general Augusto Pinochet, entre ellas 3200 ejecutados y desaparecidos durante sus casi 17 años de dictadura.
Con una menguada participación ciudadana, que se diferenció de las conmemoraciones previas por los 50 años del golpe de Estado en Chile, el acto tuvo momentos emotivos, en el que Estela de Carlotto fue de las más aplaudidas y la voz de la cantante Mon Laferte como cierre.
Veinticuatro horas más tarde de que Boric hiciera un gesto inédito y se sumara a la marcha por los derechos humanos que recorrió las calles de Santiago y después de mucho tiempo pasó por el frente de la Casa de Gobierno, el mandatario volvió al palacio de La Moneda, ya en un rol más institucional.
A las delegaciones oficiales de mandatarios regionales y expresidentes chilenos, se sumaron referentes de derechos humanos y personalidades de la cultura que llegaron durante una mañana oscura y con lluvia, entre ellas la escritora argentina Mariana Enriquez y el guitarrista estadounidense Tom Morello, ambos invitados personalmente por Boric.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina, Estela de Carlotto, y el expresidente de Uruguay José “Pepe” Mujica hicieron referencia al día gris que los recibió en la capital chilena.
“Ojalá salga el sol y si no el sol lo llevamos adentro, porque es la lucha de 45 años de buscar los nietos de la dictadura cívico militar”, dijo Carlotto.
Mujica, quien llegó acompañado por su esposa, Lucía Topolansky, dijo: “Siempre que llovió paró y los humanos necesitamos esperanza, por lo tanto, a pesar de todos los pesares soy optimista”.
“Le doy mi saludo, queridos compatriotas chilenos, porque hay una patria esperando a las nuevas generaciones del continente”, afirmó el exmandatario uruguayo.
En los minutos previos al acto, mientras invitados ocupaban sus lugares, Morello, guitarrista de la banda Rage Against the Machine, se sacó fotos con la ministra vocera del Gobierno chilena, Camila Vallejo.
El exministro de Desarrollo Social Giorgio Jackson -quien debió renunciar en agosto luego de presiones opositoras- estaba alejado de las primeras filas en la que fue su reaparición pública tras la salida del Gobierno.
La organización repartió claveles rojos, símbolo internacional del socialismo, y molinos de papel con los colores rojo y azul de la bandera chilena.
En ese marco, la diputada nacional Karol Cariola, del Partido Comunista (PC) chileno, habló a Télam de la necesidad de “mantener viva la memoria” de los “héroes y heroínas” que enfrentaron a la dictadura.
“Tenemos que seguir en la búsqueda de la memoria y de la verdad porque esa será la mejor forma de evitar que esto vuelva a ocurrir -añadió-. Las atrocidades de la dictadura siguen golpeando, y hay sectores políticos que han decidido revictimizar a las víctimas, reivindicando a la dictadura de la peor manera”, agregó la dirigente comunista.
En sintonía con Cariola, el diputado oficialista Gonzalo Winter evaluó en diálogo con Télam que “50 años después, los chilenos seguimos hablando con la mayor intensidad del golpe de Pinochet, porque el proyecto del presidente Allende sigue vigente”.
Winter también reconoció cierto desacople del Gobierno con las manifestaciones sociales, pero destacó que siguen en conexión con expresiones organizadas.
“Creo que nuestro gobierno mantiene su vínculo estrecho con los movimientos sociales, como el movimiento feminista, el ambientalista, pero lo que se pierde un poco es esta relación entre los movimientos sociales y el ciudadano indignado, que es el que llenó la plaza del 2019. Pareciera un sinónimo, pero no lo es”, afirmó.
El gobierno de Boric tuvo acompañamiento y reconocimiento por los actos y políticas que planteó con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, entre los que destacan el anunció de un plan de búsqueda de desaparecidos; la presentación de una agenda legislativa relacionada; la participación del presidente en la movilización por los derechos humanos de ayer y la organización de una masiva vigilia de mujeres en la noche previa al acto oficial.
Sin embargo, el acto de hoy logró reunir apenas a unas 200 personas.
Marcela Alvarado, de 50 años, es una de las asistentes que se ubica detrás de las vallas de invitados y de la prensa, donde la organización también repartió molinos de viento con los colores patrios.
“Mi papá trabajaba en el gobierno de Allende en ese tiempo. Hoy lo principal es reconocer esta matanza que hubo en Chile, porque eso es lo que fue. Me parece muy bien que este sea el primer presidente que tiene el valor de decirlo”, expresó.
En medio de un clima de divisiones con los partidos opositores al gobierno, los asistentes que dialogaron con Télam, calificaron a los partidos que decidieron no firmar hoy el “Compromiso de Santiago”, al que convocó Boric, como expresiones herederas de la dictadura.
“La derecha siempre se ha negado lo que le conviene, lo que además los identifica. Ellos, conjunto con Estados Unidos, complotaron en contra de su propio país, de su propia patria. Si estuvieran aquí me parece que habría sido inadecuado”, dijo la dirigente nacional de los profesionales de la salud Ana María Bustamante, de 60 años.
Por su parte, el docente Rodolfo -que evitó dar su apellido-, de 38 años, ligó a la derecha nacional con otros partidos de la región.
“Vivimos tiempos complejos en Latinoamérica así como en Argentina, donde también hay negacionismo, donde el fascismo está avanzando y por tanto es necesario reafirmar los acuerdos civilizatorios, de democracia, de derechos humanos”, aseveró.
“Hay que demostrar que el pueblo está del lado de los derechos humanos y de la vida, por eso estamos aquí”, agregó.
Promediando las 11, al inicio del acto, el cielo se despejó y el sol abrigó a los invitados que estaban bajo una gran carpa en la Plaza de la Constitución, en el sector norte del palacio de gobierno.
“Vieron que salió el sol”, dijo Carlotto cuando le tocó subir al escenario. La dirigenta argentina fue la única que fue aplaudida de pie al inicio y fin de su discurso.
Isabel Allende, hija del expresidente, también recibió un aplauso cerrado de los asistentes cuando tuvo que cortar su discurso por la emoción al recordar las últimas horas con su padre.
Además de un grupo de mujeres familiares de desaparecidos que interpretó desde el escenario una cueca -danza nacional en Chile-, subieron al escenario poetas nacionales. Luego hubo un minuto de silencio por las víctimas de la dictadura.
A su turno, Boric nombró a sus principales invitados y entre los mandatarios internacionales, el expresidente Mujica fue el más aplaudido, y de las figuras nacionales Michelle Bachelet fue la que recibió más vivas de parte de los espectadores que estaban detrás de las vallas.
En ese sector, se escucharon grito con pedidos de “Justicia, verdad, no a la impunidad” y coreaban “Ahora, ahora, resulta indispensable que la justicia juzgue y castigue a los culpables”.
La cantante chilena Mon Laferte cerró el acto cantando “Manifiesto” del cantautor Víctor Jara, asesinado a los pocos días del inicio de la dictadura con al menos cuarenta balazos, luego de ser torturado en el Estadio Nacional de Chile. Ese acto hoy lleva su nombre y será esta tarde escenario de un acto de homenaje a Allende y a las víctimas de la dictadura.
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