El ChatGPT, de la compañía OpenAI, provocó un cimbronazo en la industria tecnológica que empujó a las grandes compañías como Google y Windows a desarrollar sus propios programas de Inteligencia Artificial para no quedarse atrás en la carrera tecnológica. En este contexto nació Bard, una IA que aprendió un idioma por si solo, sin que nadie lo programara para ello.

Para no dejarse sobrepasar por sus competidores, Google lanzó (en algunos países y solo para quienes tengan invitación) Bard, que desde principios de febrero está en fase de experimentación y genera muchas dudas dentro de la compañía.

En las ultimas horas, directivos de Google aseguraron que el sistema fue capaz de aprender Bengalí por su cuenta cuando no estaba entrenado para hacerlo. Su funcionamiento se basa en la tecnología Lenguaje Model for Dialogue Applicationd (LaMDA), con la que la empresa espera potenciar la experiencia de búsqueda para ofrecer “respuestas actuales y de alta calidad”.

Bard fue entrenada con un sistema que “durante varios meses leyó casi todo internet y creó un modelo de cómo se ve el lenguaje”, según el vicepresidente senior de la compañía James Manyika.

Cómo hizo Bard para aprender un nuevo idioma

A raíz de esta situación, Manyika y la vicepresidenta de Google, Sissie Hsiao, reconocieron que esta IA “no busca respuestas en internet como lo hace la búsqueda de Google”, y que esas respuestas proceden “de un programa autónomo que fue en su mayoría autodidacta”.

Aunque Bard no es “sensible” ni “consciente de sí mismo”, sí es capaz de exhibir comportamientos similares a los humanos, ya que aprendió de individuos “que tienen sentimientos, emociones, ideas, pensamientos y perspectivas”.

Por su parte, Sundar Pichai, CEO de Google, comentó que considera al proyecto “como un experimento de forma limitada” que tiene ciertos problemas que se deben resolver, como la capacidad de aprender “por sí mismo habilidades que no se esperaban que tuviera“, según una entrevista publicasa por CBSN.

“Descubrimos que con muy pocas indicaciones en bengalí, la IA puede traducirlo todo”, dijo Manyika, e insistió en que Google se está esforzando en investigar cómo ha sido esto posible y espera lograr que se haga con “mil idiomas”.

Lo cierto es que, de momento, Pichai calificó a este tipo de procesos como una caja negra, y sus desarrolladores reconocen que no son capaces de explicar todo lo que la IA puede hacer.

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